En representación del continente americano, los participantes en el Sínodo escogieron como representantes para llevar a cumplimiento las tareas de esta cumbre eclesial a los cardenales Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires (Argentina); Francis Eugene George, arzobispo de Chicago (Estados Unidos); y Claudio Hummes, arzobispo de San Pablo (Brasil).
En representación de Europa, los elegidos por la asamblea han sido los cardenales Godfried Danneels, arzobispo de Malinas-Bruselas; Dionigi Tettamanzi, arzobispo de Génova (Italia), y Walter Kasper, alemán, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Los miembros elegidos por Africa son el cardenal Francis Arinze, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso; el arzobispo de Abuja y presidente de la Conferencia Episcopal de Nigeria, monseñor John Olorunfemi Onaiyekan, y el arzobispo de Kisangani (República Democrática del Congo), monseñor Laurent Monsengwo Pasinya.
Por Asia y Oceanía han sido elegidos democráticamente el arzobispo de Cotabato y presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, monseñor Orlando B. Quevedo; el arzobispo de Calcuta (India), monseñor Henry Sebastian D’Souza, y el arzobispo de Sidney (Australia), monseñor George Pell.
Por su parte, Juan Pablo II nombró al cardenal Lubomyr Husar, arzobispo mayor de Lvov de los Ucranios; al arzobispo de Gniezno (Polonia), monseñor Henryk Muszynski, y al cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo de México.
Cada uno de los participantes en el Sínodo votó por diez nombres para formar parte del Consejo Post-sinodal. Los tres nombres de obispos más indicados en las votaciones por escrito han sido los elegidos. Entre otras cosas, colaborarán con Juan Pablo II en la redacción del documento final (exhortación postsinodal) que recogerá las conclusiones de esta asamblea sobre el obispo celebrada en Roma del 20 de septiembre al 27 de octubre.
