ROMA, 11 febrero 2002 (ZENIT.org).- Obispos del centro de África han denunciado que el arresto de un teólogo católico en Ruanda obedece al intento de detener la obra de reconciliación de la Iglesia católica.

Laurien Ntezimana, de 47 años, padre de cuatro hijos, ha sido en estos últimos años promotor de la reconciliación entre hutus y tutsis desde la dirección de la asociación «Modeste ed Innocent», cuyo nombre recuerda a dos de las muchas víctimas del genocidio.

Premiado por Pax Christi en 1998, es conocido en Suiza, donde animó la Campaña de Cuaresma en 1996, y en Bélgica. Según las indiscreciones que circulan, podría ser acusado de traición, delito castigado con la pena capital, por la acción de la asociación

Ntezimana es de etnia hutu, vive en la diócesis de Butare, ha fundado también una asociación teológica y su empeño por la reconciliación étnica es visto como un obstáculo por los grupos de poder interesados en mantener la tensión para garantizar su poder..

Los prelados de tres Conferencias Episcopales de África Central (ACEAC) --Ruanda, Burundi y República Democrática del Congo--, reunidos en Kinshasa (Congo), consideran que el caso Ntezimana es el ejemplo del intento de calumniar la obra de reconciliación que promueve la Iglesia.

Los obispos de los tres países reiteraron a finales de enero, según explica en declaraciones a la prensa monseñor Bernard Bududira, obispo de Bururi, que «la Iglesia es la primera institución en
proponer el diálogo entre las facciones. Ha sido demonizada por cuantos sostienen que defendemos la impunidad de los acusados de genocidio».

Pero la realidad es que «no se puede rechazar el diálogo entre hijos e hijas de una misma nación» y por esto la Iglesia se ha encontrado, junto a protestantes y musulmanes, apoyando «la división del poder» con un acuerdo concreto y real.

En un comunicado conjunto, los prelados de los tres países que en los últimos años han estado sometidos a duras tensiones étnicas recordaron las palabras de Pablo VI a las Naciones Unidas: «¡Nunca más la guerra, nunca más la guerra!».