WASHINGTON, 23 febrero 2002 (ZENIT.org).- Continúa el debate en el senado norteamericano sobre la clonación humana. No se tomará una decisión hasta marzo. La oposición a la clonación reproductiva es prácticamente universal, no queda tan claro sin embargo cuando se trata de clonación con fines de investigación.
Los defensores de la clonación terapéutica pretenden usar células de embriones para curar una multitud de enfermedades, y para reemplazar órganos. A pesar del anuncio de los éxitos recientes usando células estaminales de adultos, los científicos no quieren dejar pasar la posibilidad de usar embriones.
Los grupos que se presentan ante un subcomité del Senado no se dividen según los planteamientos tradicionales. A los abogados pro-vida se han unido algunas organizaciones medioambientales y feministas que se oponen a la clonación de seres humanos, informaba el Washington Post el 25 de enero.
“El intento de rediseñar seres humanos, animales y plantas para saciar las ambiciones comerciales de un limitado número de individuos se opone fundamentalmente al principio del respeto por la naturaleza”, afirmaba Brente Blackwelder, presidenta de Amigos de la Tierra.
La feminista Judy Norsigian, cofundadora del Boston Women’s Health Book Collective, que produce la guía de la salud feminista “Our Bodies, Ourselves”, se opone también públicamente a la clonación humana.
El escritor Norman Mailer, la feminista Elizabeth Fox-Genoves y el medioambientalista Jeremy Rifkin han unido también sus fuerzas a los pro-vida, anotaba el New York Times el 24 de enero. Rifkin, un conocido crítico de la biotecnología, envió una carta proponiendo la prohibición de la clonación y buscó el apoyo del periodista conservador William Kristol.
La carta fue firmada por muchas personas preeminentes. Entre ellas estaban Francis Fukuyama, de la Universidad Johns Hopkins, y Robert P. George, de la Universidad de Princeton, que desde entonces han sido nombrado para consejo de bioética del presidente George W. Bush. Rifkin calificó sus lista de 68 firmas como “el who is who de la comunidad progresista y de izquierdas”.
El tema de la clonación también ha dividido a los partidos políticos. Los que se oponen a la clonación han recibido apoyo de la senadora demócrata Mary Landrieu, informaba Associated Press el 5 de febrero. “Existen otras tecnología disponibles que permiten los mismos avances médicos para progresar, sin tener que sobrellevar estos riesgos”, comentaba Landrieu.
Sin embargo la senadora demócrata por California, Dianne Feinstein, propone una ley que podría permitir la clonación con fines de investigación. “El problema no son las técnicas de clonación, sino algunas de sus aplicaciones potenciales”, defendía Feinstein.
Las apuestas en el debate del Senado son altas. Wesley J. Smith observaba, en la entrega del 11 de febrero de The Weekley Standard, que si la clonación terapéutica recibe luz verde, “se fabricarán cientos e incluso miles de clones humanos –que inevitablemente conducirán a la clonación reproductiva, desde el momento en que no sería realista impedir que algún científico en algún lugar pueda implantar un embrión clonado en una mujer, deseando dar a luz al primer humano clonado”.
Smith añadía: “El afán último de muchos de los que proponen la clonación humana es usar los clones para modelar y perfeccionar las técnicas de ingeniería genética que permitirían a los científicos extender su control a la evolución humana”.
¿Por dónde andan los demás países?
La clonación también está siendo regulada en muchos otros países. El gobierno de la India anunció que pondría en pie leyes drásticas que prohibieran toda forma de clonación humana, informaba el Times of India el 3 de febrero. Un comité constituido por el Departamento de Biotecnología, formado por representantes de las instituciones científicas, educativas y médicas, ha formulado cierto número de recomendaciones en el área de la genética.
Además de ilegalizar la clonación, el comité ha elaborado idearios éticos que se seguirán en otras áreas de la investigación genética. El genoma humano, o cualquier material humano en su estados natural no puede convertirse en sujeto de una ganancia económica directa.
Pero en Israel, los científicos tienen libertad para seguir adelante con la clonación. Los políticos israelíes han instaurado una de las legislaciones más liberales del mundo en este tema, según el Jerusalem Post del 4 de diciembre.
La clonación está permitida para fines terapéuticos, sujeta a la aprobación del comité de genética del ministerio de sanidad. Al final un grupo de investigación en Israel se enzarzó en la misma clase de investigación que causó un escándalo en Estados Unidos cuando el Advanced Cell Technology anunció sus descubrimientos el año pasado.
El mes pasado, Suecia anunció que daría el visto bueno a la clonación terapéutica. Las autoridades preparan el cambio de legislación que permita estas prácticas, según informaba Agence France-Presse el 29 de enero.
Suecia es el líder mundial en investigación sobre células estaminales. Según el jefe del Consejo de Investigaciones Sueco, Bengt Westerberg, la Universidad de Goteborg, en colaboración con el hospital Sahlgrenska, tiene 19 líneas de células estaminales, mientras que el Instituto Karolinska y el hospital Huddinge de Estocolmo han conseguido seis. Hay un total de 70 líneas de células estaminales en el mundo.
Problemas con los clones
Mientras continúa la presión para permitir la clonación humana, se acumulan evidencias sobre los problemas médicos con los clones animales. Primero vino la noticia de que la primera oveja clonada, Dolly, ha desarrollado artritis en un edad muy temprana. Ya en 1999, los científicos hacían notar que las células del cuerpo de Dolly –clonado de una oveja de seis años- habían comenzado a mostrar signos de deterioro más típicos de un animal anciano, informaba el 4 de enero Associated Press.
Ian Wilmut del Instituto Roslin de Edimburgo, uno de los creadores de Dolly, dijo que estaba “muy decepcionado” por la artritis de la oveja. “Ya sabemos que hay una inusual incidencia de muerte en los clones animales poco después de nacer”, hacía notar Wilmut.
Después vino una declaración de la National Academy of Sciences (NAS) de Estados Unidos de que no sólo la clonación reproductiva humana es peligrosa, sino que también la clonación animal está sufriendo serios problemas, informaba AP el 18 de enero.
Con los animales se ha demostrado que “solamente un pequeño porcentaje de intentos tienen éxito; que muchos clones mueren durante la gestación, incluso en estadios avanzados; que los clones recién nacidos son con frecuencia anormales; y que los procedimientos pueden acarrear serios riesgos para la madre”, avisaba la plantilla del NAS.
A pesar de estos descubrimientos, el NAS apoya la clonación terapéutica humana. Pero ha respuestas sin contestar sobre posibles conflictos de intereses en los miembros de la plantilla. Fox News informaba el 25 de enero, que 11 miembros de la plantilla del NAS han recibido 596 subvenciones del gobierno.
El jefe de la plantilla, Irving Weissman, de la Universidad de Stanford, ha recibido 131 becas de investigación del gobierno, incluyendo 22 para investigar con células estaminales. Weissman es también cofundador de la Systemix Inc., una compañía nacida en los noventa para investigar en células estaminales. La venta de Systemix supuso 468 millones de dólares, dejando para Weissman 20 millones. Después, Weissman fue cofundador de la empresa StemCells Inc., que ahora tiene un valor de mercado de cerca de 80 millones de dólares.
El miembro de la plantilla, David Galas (8 becas), tiene intereses en dos compañías de
bioética, Chiroscience R&D y Blue Heron Biotechnology Co.. El miembro de la plantilla Gerald Rubin (71 becas) ha sido cofundador de Exelixis Inc., una compañía de investigación sobre el genoma. El miembro del NAS que supervisa el trabajo de la plantilla, Maxine Singer, es uno de los directores de Perlegen Sciences Inc., una compañía de genética que ha alcanzado los 100 millones de dólares de valor.
Mientras tanto, siguen llegando malas noticias de los animales clonados. La última constatación de estos problemas la anunciaron los investigadores del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Tokio. Diez de sus doce clones de ratón han muerto jóvenes, informaba la BBC el 10 de febrero. Los roedores sufrían una severa neumonía, fallos en el hígado y tumores.
En medio de las opiniones sobre la clonación, Juan Pablo II, el 3 de febrero, pidió que se garantice a todo ser humano la posibilidad de desarrollarse “desde la concepción hasta su muerte natural… Nadie tiene derecho a manipular, oprimir o incluso quitar la vida, ni los demás ni uno mismo”. El tiempo nos dirá si el Senado norteamericano lo ha escuchado.