CIUDAD DEL VATICANO, 17 marzo 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II presentó este domingo a san José, el padre putativo de Jesús, como modelo para todo padre de familia de vida interior, requisito para cumplir su misión en la familia y en la sociedad.
El próximo 19 de marzo, la Iglesia celebra la solemnidad del esposo de María. Ese día es también considerado como la fiesta de los padres y de hecho, en algunos países en los que la población es mayoritariamente católica, es día de fiesta laboral.
En vísperas de esa fecha, antes de rezar la oración mariana del «Angelus» junto a varios miles de peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa aseguró que «la extremada discreción con que José desempeñó el papel confiado por Dios subraya aún más su fe».
La fe del carpintero de Nazaret, añadió el pontífice, que hablaba desde la ventana de su biblioteca, «consistió en ponerse siempre a la escucha del Señor, tratando de comprender su voluntad, para obedecerla con todo el corazón y con todas sus fuerzas».
«Por este motivo –aclaró–, el Evangelio lo define como hombre «justo». El justo, de hecho, es una persona que reza, vive de fe, y trata de hacer el bien en toda circunstancia concreta de la vida».
Según el obispo de Roma, «el tesoro más precioso que nos transmite san José» es «la fe, alimentada por la oración».
«En su senda se han puesto generaciones de padres que, con el ejemplo de una vida sencilla y laboriosa, han impreso en el espíritu de sus hijos el valor inestimable de la fe, sin el cual cualquier otro bien corre el riesgo de ser vano», afirmó.
«Ya desde ahora quiero asegurar una oración especial a todos los papás, en su día –concluyó el Santo Padre–: pido a Dios que sean hombres de robusta vida interior para cumplir de manera ejemplar su misión en la familia y en la sociedad».