TORONTO, 26 julio 2002 (ZENIT.org).- Escuchar «las enseñanzas de los débiles», en una sociedad caracterizada por la sed de poder y riqueza, es el mensaje que está dejando Jean Vanier a los participantes en las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ).
Vanier, de 74 años de edad, es el fundador del Arca, que hoy cuenta con 120 comunidades en 30 países, donde personas con discapacidades mentales viven en familia con personas que se ponen voluntariamente a su servicio.
Hijo del gobernador general de Canadá, Jean Vanier había abandonado una brillante carrera en la Marina de su país para dedicarse a la filosofía, llegando a ser un gran experto en Aristóteles.
Dejó la enseñanza académica, cuando en 1964 conoció a dos jóvenes con profundas discapacidades mentales que vivían prácticamente abandonados en una institución pública. Les acogió en su casa, en Trosly-Breuil, a las afueras de París. Así comenzó el Arca.
La organización de las JMJ ha pedido a Jean Vanier que pronuncie varias catequesis en inglés, y un seminario sobre Servicio Social en francés.
Los muchachos del Arca conmovieron este jueves a Juan Pablo II, cuando algunos de ellos discapacitados mentales representaron una estupenda coreografía realizada por un grupo artístico surgido en el seno de esta comunidad, los «Spirit Movers».
«Los débiles nos dicen: te necesito –explica Jean Vanier en la catequesis, centrada en las Bienaventuranzas–. Si se les escucha, se crea comunidad».
«El que corre mayor riesgo es quien declara que no tienen necesidad de nadie. Ese hombre crea guerra y competición. Sin embargo, en la medida en que se reconoce: soy débil, te necesito, estamos dispuestos a trabajar juntos», explica.
«¿Estamos dispuestos a escuchar al débil? Esta es la cuestión –afirma–. Si se decide no escucharle, entonces seguiremos viviendo en la división, en la competición, en la guerra. Si optamos por acogerle, entonces construimos juntos el futuro».
El misterio del débil es «muy sencillo». «Nos dice que todo hombre y mujer es precioso –explica Vanier–, que hay una riqueza escondida en toda persona y que esta riqueza pide simplemente poder expresarse plenamente».
«Al vivir desde hace más de cuarenta años con personas que tienen discapacidades –explica–, he descubierto –y esto ha sido una revelación–, que estas personas no son preciosas sólo desde un punto de vista humano; tienen además una cercanía especial con Dios».
«Sí, creo realmente que hay una especie de misterio en los pobres, como los llama Dios. Es un misterio que con frecuencia se olvida», concluye. «Todo depende, por tanto, de la fuerza para creer que el pobre es realmente importante».
Las comunidades del Arca y Fe y Luz (movimiento católico que también ha fundado Vanier) han enviado quinientos participantes a las JMJ. Doscientos participan en los servicios de liturgia y en los espectáculos, el resto como peregrinos.