KÖNIGSTEIN (ALEMANIA), 18 de noviembre de 2002 (ZENIT.org).- La Iglesia católica en Bielorrusia ha acogido con preocupación la nueva ley sobre la religión, una de las más represivas del mundo, firmada el 31 de octubre pasado por el presidente Aleksandr Lukashenko.

Lo ha confirmado el cardenal Kazimierz Swiatek, arzobispo de Minsk-Mohilev, en declaraciones concedidas a los responsables de la asociación Ayuda a la Iglesia Necesitada, que tiene su sede en Königstein (Alemania).

La nueva ley prohíbe toda actividad de las asociaciones religiosas no registradas ante las autoridades gubernamentales y prevé la censura de la literatura religiosa.

Después de décadas de persecución de la Iglesia en Bielorrusia en tiempos de la Unión Soviética (el cardenal Swiatek fue condenado a muerte en 1945, pero la sentencia le fue conmutada en trabajos forzados en Siberia oriental, de donde salió en 1954), el purpurado hace un llamamiento a perseverar en la fe como en aquellos tiempos.

«No veo una mejoría en el porvenir para la vida de los católicas en Bielorrusia», reconoce el cardenal, antes de añadir: «Sólo nos falta esperar que la situación no empeore».

El cardenal Swiatek aclara que los católicos no son los más afectados por las restricciones. «Algunos grupos, en particular los protestantes, que no se habían establecido todavía, quedan más duramente golpeados».

Según un estudio reciente citado por Ayuda a la Iglesia Necesitada, el número de los católicos en Bielorrusia se elevaría a dos millones, en una población total de unos diez millones de habitantes.

En estos años, el presidente Lukashenko, acusado por la comunidad internacional de haber confiscado la democracia en el país, ha llevado una política nacionalista que, entre otras cosas, ha llevado a ofrecer un papel privilegiado a la Iglesia ortodoxa en el país (como de hecho dice explícitamente la nueva ley).

El cardenal Swiatek concluye sus declaraciones lanzando un apremiante llamamiento a los católicos del mundo para que recen por sus hermanos bielorrusos.