R. D. Congo: Más «cascos azules», como había pedido la Iglesia

El arzobispo de Kisangani lo había solicitado para evitar un genocidio en Bunia

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NUEVA YORK, 31 julio 2003 (ZENIT.org).- El contingente de la MONUC (Misión de las Naciones Unidas en el Congo) será reforzado y se ampliará su actual mandato, según la resolución del martes del Consejo de Seguridad que prevé elevar de 8.700 a 10.800 el número de militares y observadores en el país.

Hasta el momento, los «cascos azules» de la MONUC sólo podían defenderse a sí mismos y sus estructuras. Sin embargo, de acuerdo con el Consejo de Seguridad, en adelante podrán «proteger a los civiles y a los dependientes de las organizaciones humanitarias que se encuentren en peligro de violencia física inminente».

Además el diario vaticano «L’Osservatore Romano» se ha hecho eco este miércoles de que la duración de la presencia de las tropas de la ONU se ha ampliado hasta el 30 de julio del 2004.

El pasado 17 de julio, el arzobispo de Kisangani y vicepresidente de Pax Christi Internacional–Laurent Monsengwo Pasinya– y Etienne De Jonghe, secretario general de esta organización, enviaron cartas al secretario general de la ONU, Kofi Annan, solicitando una ampliación de la intervención de las operaciones de las Naciones Unidas y de la Unión Europea en Ituri –al noroeste del país–.

A Chirs Patten, comisario europeo para Asuntos Exteriores, y Javier Solana –alto representante de Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea— se les remitieron misivas en el mismo sentido (Cf. Zenit, 21 de julio de 2003).

De hecho, estaba previsto que el mandato de la MONUC terminara a finales de este julio. Los representantes de «Pax Christi Internacional» advirtieron de que «la necesidad de una fuerte presencia de la ONU para prevenir un genocidio es evidente en Bunia».

Tras la resolución de la ONU, los «cascos azules» también deberán relevar en Bunia –cabeza del distrito de Ituri, la atormentada región nororiental escenario en los últimos meses de graves ataques contra la población civil— a los aproximadamente 1.500 hombres de la misión ARTEMIS –una fuerza de interposición desplegada por la Unión Europea de acuerdo con la ONU para proteger a la población civil en ese punto–.

En el marco de la guerra que desde 1998 se ha cobrado cerca de tres millones de vida en ex Zaire –donde las potencias de la región de los Grandes Lagos se disputan el control de los inmensos recursos naturales del territorio–, la primavera pasada Bunia fue el centro de fuertes combates entre las milicias Hema y Lendu, notoriamente respaldadas –económica y militarmente— por Uganda e Ruanda.

La grave situación en el distrito de Ituri empujó al Consejo de Seguridad a pedir el apoyo de la Unión Europea para el envío de una fuerza multinacional dirigida por los franceses. Ésta permanecerá en Bunia hasta septiembre, fecha en que los «cascos azules» reemplazarán a los soldados europeos.

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ZENIT Staff

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