Varios miles de personas en las últimas semanas se han echado a las calles en apoyo a los religiosos Terciarios Capuchinos (amigonianos) a quienes el gobierno provincial, cuyo gobernador es Alberto Rodríguez Saá, ha negado la asistencia a los hogares de ancianos y menores en situación de riesgo.

«En estos últimos quince días --ha denunciado el obispo en declaraciones difundidas por Aica-- se están violando de modo repetido y escandaloso, en San Luis, dos derechos humanos afirmados categóricamente en nuestra Constitución».

«El derecho de toda persona acusada de delito, a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y dándole todas las garantías necesarias para su defensa --explicó--; y el derecho de toda persona a que se respete su honra y reputación, y a no sufrir ataques abusivos en ese sentido».

Tras recordar que «ambos derechos, esenciales para la digna convivencia humana, están contenidos en cuatro pactos internacionales, de rango constitucional», el prelado sanluiseño indicó que «la repetida y pública violación de esos dos derechos humanos está plenamente documentada en los artículos del periódico local "Diario de la República", aparecidos durante los días 27, 28 y 29 de febrero, y 1, 2, 3 y 4 de marzo del corriente año, referentes al religioso Capuchino Amigoniano, padre Marcelo Carballo”.

El «Diario» reveló que tuvo acceso a los primeros resultados de las auditorias realiza por el gobierno sobre documentos y libros contables de la Colonia Hogar y que éstos demuestran que hubo «irregularidades, entre otras, en el manejo financiero de la institución».

«En esos artículos, antes de que pudiera avanzarse mínimamente en la investigación judicial de las acusaciones, el padre Carballo fue sometido a un pretendido "juicio" periodístico condenatorio --cuestionó--, aplicándole el conocido método de la lluvia de barro. Sin darle ningún derecho a defensa, se presumió su culpabilidad y se procuró su deshonra. Exactamente lo contrario de lo que nuestra Constitución establece como derechos inviolables de la persona humana».

Monseñor Lona indicó en este sentido que «es sobradamente conocida la estrecha relación que existe entre el periódico mencionado y el Poder Ejecutivo Provincial, del cual es vocero directo», y dijo entender por qué «este atentado contra los derechos humanos haya sido iniciado con una conferencia de prensa abiertamente difamatoria, el día 19 de febrero por los Ministros de la Cultura del Trabajo, Sr. Gomina y del Progreso, Sr. Trombetta, junto al Director de Derechos Humanos, Sr. Braverman -en representación del Poder Ejecutivo».

«Esta triste e injusta situación difamatoria --que en la persona de un religioso hiere a toda la Iglesia-- ha pretendido extenderse también a la persona del Obispo Diocesano que suscribe este mensaje», aseguró el obispo, a quien el ministro Trombetta calificó como «mentiroso» y «provocador» el pasado día 27 de febrero, por lo que al no haberse retractado «se le ha iniciado la correspondiente acción judicial por injurias, en defensa de la dignidad de la función episcopal».

«Decir la verdad en forma clara y serena --concluyó el prelado-- es, precisamente, el llamado cristiano a que los esclavos de la mentira se liberen, y a que las conciencias dormidas se despierten, para bien de todos. Es un llamado que se realiza en la paz de Cristo. Esa paz nos preserva del rencor a quienes desprecian nuestros derechos humanos. En esa paz podemos perseverar sin cansancio en el consejo de San Pablo: decir siempre la verdad, y decirla en el amor».

El nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, visitó el viernes último la provincia para acompañar a monseñor Lona y a toda la Iglesia de San Luis, en las difíciles circunstancias que se están viviendo.

El representante papal se entrevistó con los miembros de las comunidades religiosas afectadas y conoció los Hogares en que han desarrollado su labor, con la excepción de la Colonia Hogar, en donde no se le permitió ingresar. Recibió además informes de los laicos autoconvocados, y de la comisión Pro Templo de la ciudad de la Punta.

También conoció la catedral local, donde recibió el saludo de numerosos fieles, y se comunicó con un grupo de sacerdotes con funciones diocesanas, y visitó el Seminario Diocesano San Miguel Arcángel, en donde los seminaristas recibieron su palabra orientadora, a las religiosas del Instituto Mater Dei y a las monjas benedictinas del Monasterio del Suyuque.

Al bendecir a los fieles que concurrieron a despedirlo al Aeropuerto, Mons. Bernardini transmitió la bendición y el saludo afectuoso del Santo Padre para todo el pueblo de San Luis.