La «chica del segundo milagro» del padre Hurtado

Habla Vivian Galleguillos

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SANTIAGO DE CHILE, viernes, 30 abril 2004 (ZENIT.org).- El mismo día en que cumplió 24 años, Juan Pablo II aprobó el segundo milagro que deja al Padre Alberto Hurtado Cruchaga (1901-1952) a un paso de su canonización.

Si hoy tuviera cerca suyo al fundador del «Hogar de Cristo», «lo agarraría a besos», confiesa con espontaneidad Vivian, en entrevista publicada por la página web del episcopado chileno (Iglesia.cl).

Vivian Marcela Galleguillos Fuentes nació en Santiago, el 19 de Abril de 1980. Su papá fue un hombre muy solidario, que dio lo que no tenía por el que estaba a su lado. Un día, ese hombre tan extraordinario, pidió con fervor al Padre Hurtado, por la recuperación de su hija, Vivian. Cuando tenía 16 años, Vivian sufrió un accidente automovilístico en la quinta región. Estuvo en coma durante una semana y, sin que nadie se lo explicara, despertó y hoy vive su vida sin secuelas. Su recuperación fue un regalo. Ella volvió a nacer para acercarse a recibir consuelo del Beato que un día la salvó. Actualmente es estudiante del último año de Arquitectura de la Universidad Tecnológica Metropolitana.

–A lo largo de tu vida, ¿cómo se ha manifestado tu fe?

–Vivian Galleguillos: Se va manifestando en tu rutina y en tu inconsciente, aunque no te des cuenta porque eres muy pequeña.

Yo me eduqué en un colegio católico, de monjitas, en el San Juan Bautista. Entonces, cuando tú estás en un colegio católico, la formación religiosa es muy fuerte, porque siempre está la imagen de Dios, de Jesús, de la Virgen y de los santos. Por otro lado, mis papás también quisieron que estuviese en ese colegio, porque ellos son muy creyentes y desde chiquitita te van educando, que hay alguien que se llama Tatita Dios, al que le tienes que rezar y dar gracias todos los días.
Entonces, se convierte en un ser sobreprotector, una persona muy buena que te está mirando desde arriba. A ti te lo cuentan como un cuento de niños, pero tú sabes que es verdad.

Después, siempre muy creyente, siempre… me cambié de colegio, al Liceo 7 de Providencia, pero siempre he pensado que existe algo, que existe Dios. Soy muy creyente y siempre me encuentro con gente que no es creyente y a través de mis fundamentos, trato de darles respuestas más lógicas a lo que es mi religión. Eso no significa que haya tenido dudas, pero eso mismo trato de inculcarlo en los demás, que es en el fondo lo que espera la gente agnóstica, una respuesta lógica a las cosas.

–A tu juicio, ¿quién o quiénes han sido las personas que más han influido en tu proceso de fe?

–Vivian Galleguillos: Yo creo que hay muchas personas detrás. Por un lado está la familia, mis papás, mis abuelos por parte de mamá, que no son de ir a misa y por otro, tus profesores y la convivencia con las monjitas.

Hace poquito hice la primera comunión y considero que es algo que nosotros, los seres humanos vamos necesitando como ritual, pero antes no consideraba que fuese fundamental, porque yo siento que lo mío es tan fuerte, que para mí no derivaba en algo malo.

Después, recibí el sacramento de la comunión, porque yo me fui en 6º básico del San Juan Bautista, por lo que no alcancé a hacerla junto con mis compañeros, porque allí uno hacía la primera comunión en 8º básico. Ahora, estoy esperando hacer la confirmación.

–¿Qué sientes, después de que Dios te eligió, por intermedio del Padre Hurtado, para darte la gracia de la sanación?

–Vivian Galleguillos: Es que yo no me siento elegida. Creo que esto es una respuesta a la fe que todo el mundo depositó en mi recuperación, debido a que rezó gente inimaginable. Hay gente que hasta hoy se ha acercado a mi mamá y le ha dicho: «yo recé por su hija».

Fue una cadena de oración muy grande. Mi papá tuvo la certeza, de que el único que me podía salvar era Dios. Además, en el minuto en que yo tengo el accidente, mi mamá me ofrece a Dios en sus manos y nosotros hemos sabido que mucha gente que se ha recuperado, la han puesto en las manos de Dios.

Ella pidió que si yo quedaba viva, me dejara sana o si no que me llevara.

Mi familia se encomienda al Padre Hurtado porque es un hombre que tiene tanta energía. Entonces tú ves que a tu hija le va a entregar esa ímpetu y va a ser más resistente.

La verdad, no debiera pensar que Dios me eligió, porque ni él ni el Padre Hurtado discriminan a nadie. Lo veo como una respuesta a la oración y a la fe.

Yo creo que cuando hay fe, todo anda bien…

–¿Existe un antes y un después del accidente?

–Vivian Galleguillos: En mi modo de vida, mucho más precavida que antes, porque creo que la muerte está muy cerca de todo el mundo, creo mucho en los accidentes. Mi papá murió en un accidente, por ello sé que está ahí, al lado tuyo, es parte de la vida.

Es una lástima que ya nadie más te pueda ver y ese es justamente el sufrimiento que provoca, pero si lo piensas bien, eso es ser egoísta.

En cuanto a fe, yo creo que ahora con todo esto, algo me está pasando. Cuando a ti te llaman y te dicen «me puedes contar del caso, porque es probable que sirva para apoyar la canonización del Padre Hurtado», pero tú ya quedas maravillada, es una cuestión impresionante.

Empieza a pasar el tiempo y tú te acostumbras a que eres parte de esto y son tres años de proceso en que tú ya sabes que estás envuelta en este cuento. Tú ves algo, ya esperado y que tú sabes que es un milagro, por lo que te han contado.
Cuando me empiezan a llamar los medios, todavía no dimensionaba la realidad. En Semana Santa, sientes algo especial. Si antes pensaba que le tengo que dar gracias a Dios todos los días, ahora pienso que le tengo que dar gracias a Dios, a cada rato.

Sin embargo, no me siento con una deuda, porque siento que Dios da y el Padre Hurtado te concede un favor, sin esperar nada a cambio, solamente espera que a ti te nazcan las cosas.

Siento que ahora estoy viviendo una etapa en que realmente pienso que el Padre Hurtado y Dios fueron quienes me salvaron, porque estaba muerta y eso te da tantas vueltas, que me empiezo a tomar las cosas de otra manera.

–¿Que pasó con los amigos que te acompañaban cuando tuviste el accidente?

–Vivian Galleguillos: Tenemos una súper buena relación, en especial con Sebastián, porque él iba manejando; entonces él se sintió culpable en cierto sentido de toda la situación, al ver a mis papás llorando y al ver a todo el mundo sufriendo. Entonces, es un cariño especial, el que yo siento por él. Nosotros, vivimos algo juntos y eso nos unió, es un lazo personal.
Al resto, los sigo viendo en forma ocasional, pero eran más bien conocidos y bueno, mi amiga del alma, a ella no la veo, porque vive en Curacaví, sólo por eso.

–¿Cómo calificarías tu relación actual con Cristo?

–Vivian Galleguillos: No la puedo calificar con ningún nombre ni característica, porque si Él quiere lo mejor para mí y es Él el que me está mirando, entonces no podría usar las típicas palabras de la Iglesia, puesto que te quedan chicas, cortas, las veo como frases muy clichés, esto va más allá de todo.

Siento que está sobre todos nosotros, sobre todas las demás personas y si está arriba, está escuchándonos, viéndonos.
Hay mucha gente que le echa la culpa a Dios, por lo malo que te pasa, pero tú no puedes hacerlo responsable de todo lo que te ocurre, siento que es esa energía que está en todos lados.

–¿Han cambiado tus valores religiosos después de tu recuperación?

–Vivian Galleguillos: Con el tiempo, te pasa algo especial. Tú no sabes lo que es, pero sientes algo. Si tenía fe, con todo lo del accidente, a lo mejor se fortaleció, pero yo creo que ahora viene el per
íodo de pensar todo lo que me pasó y es algo distinto.

–¿Cómo han vivido tus familiares tu proceso?

–Vivian Galleguillos: Toda mi familia lo siente como un regalo y yo también lo veo así. Por ejemplo, mis abuelos paternos son agnósticos y mi papá fue el que me encomendó al Padre Hurtado, el hermano de mi papá también es agnóstico.
Mi abuela, en lo único que creía era en el Padre Hurtado, porque sabe que existió, debido a que conoce sus obras, pero no creían en nadie más.

Entonces, esto también para ellos, es un hecho extraordinario y los médicos así lo opinan y ese tipo de personas necesitan esa clase de mensajes.

Mi abuela se ha acercado mucho más a Dios, a la Iglesia. Aún no he podido conversar con mi abuelo y con Nano, mi tío, pero yo los veo muy contentos.

Mi familia es muy aclanada y yo tengo una relación muy cercana con mis abuelos: mi abuelo paterno ha sido un pilar fundamental en la recuperación de la muerte de mi papá, porque ha aprendido a vivir con todo lo que le pasa en la vida, entonces es un ejemplo, pero yo creo que él me ha ayudado en tomar las cosas, con resignación.

–¿Qué le dirías al Padre Hurtado si tuvieras la oportunidad de tenerlo cerca?

–Vivian Galleguillos: No sé que haría, no tendría palabras, lo agarraría a besos. Le preguntaría qué espera de mí, en qué quiere que le ayude, qué quiere que haga por su obra. Yo creo que sería una emoción tan grande que lo único que haría sería llorar y dar las gracias.

–¿Qué mensaje le entregarías a aquellas personas que sufren y que se encomiendan al Padre Hurtado?

–Vivian Galleguillos: El ser humano es muy cruel, es muy frío y muy calculador. La gente acá en la tierra va a sufrir, no porque Dios quiera, sino producto de que los seres humanos lo hemos provocado y quien esté sufriendo y crea que el Padre Hurtado pueda interceder por él, ya es un regalo muy grande el pensar que él te puede ayudar. Pero, si tu vas a la Iglesia y pides con fe, yo sé que te va apoyar.

La gente lo va poniendo a prueba. Yo creo que cuando haces obras y sigues el rumbo del Padre Hurtado, la gente va teniendo paz para lograr la superación de sus problemas. Toda tu pena queda en lugar inferior, te resignas.

También el escuchar implica que a un ser querido se lo lleven, porque por algo ocurre. Yo creo que este mundo no es para él y le están ofreciendo algo mejor, o simplemente porque el estado en que podría estar aquí en la tierra, no es el más prodigioso.
Hay cosas que Dios nos tiene deparadas para que aprendamos, para que tomemos la vida de otra manera.

Pienso que si mi padre no hubiera muerto, esto no se sabe, yo no hubiese ido al Santuario, y tampoco hubiese escrito en ese libro, la mano de mi papá estuvo ahí.

–En el último tiempo, parte de tu historia personal ha sido conocida públicamente. ¿De qué modo te afecta ese cambio?

–Vivian Galleguillos: Es parte de mi vida y de una parte muy extraordinaria de mi vida y han estado involucradas tantas personas, que tú también quieres agradecer a todo el mundo y es algo que no te molesta contarlo y ojalá todo el mundo lo viera con esa fe. Me encantaría que produjese algo más en las personas que no creen en nada. Yo sé que es difícil, porque sé que se niegan a muchas cosas.

Ojalá esa gente pudiera ver la ficha clínica, porque conozco gente que duda que fue un milagro y qué ganas de gritárselo a todo el mundo: Sí, es cierto. Pero, también hay gente que no creerá nunca […].

–¿Qué regalo te gustaría que recibiera Chile cuando cumpla su bicentenario?

–Vivian Galleguillos: La canonización del Padre Hurtado, porque es un regalo para Chile. El solo hecho de percibir la labor del Padre Hurtado nos haría muy bien. Es un remedio muy especial, en particular para aquellos jóvenes que les gusta ayudar a los más necesitados, puesto que el tener una figura ejemplar los hace más fuertes, porque él realizó obras en vida.

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ZENIT Staff

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