WASHINGTON, sábado, 5 junio 2004 (ZENIT.org).- La Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional ha publicado su informe anual el 12 de mayo con una escasa atención por parte de los medios. La comisión se estableció en 1998 para supervisar la libertad religiosa y advertir al presidente, al secretario de estado y al congreso de la mejor forma de actuar para promoverla.
El momento en que ha sido publicado el informe de este año puede parecer desfavorable a algunos. En la estela de las revelaciones sobre abusos de prisioneros iraquíes por parte de soldados americanos, muchos han criticado la pretensión de Estados Unidos de presentarse a sí mismos como defensores de los derechos humanos. Pero la alternativa más obvia, las Naciones Unidas, también están bajo sospecha por sus inconsistencias.
Durante la reunión de este año de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, por ejemplo, China, Rusia y Zimbabwe escaparon a cualquier censura, informó Reuters el 15 de abril. Y una nota de prensa de las Naciones Unidas anunciaba el 4 de mayo que, entre los países elegidos por el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas para formar parte de la Comisión de Derechos Humanos, estaba Sudán, un país considerado por observadores de organizaciones independientes responsable de las más graves violaciones de derechos.
Afganistán e Irak
En el repaso de sus actividades durante el pasado año la comisión estadounidense explicó que una de las principales prioridades había sido asegurar que los gobiernos recientemente formados en Afganistán e Irak respetaran la libertad religiosa. La comisión defendió las nuevas constituciones en ambos países para proteger esta libertad. La comisión observó que sus esfuerzos han sido acertados en Irak, con la constitución interina que es «un documento que potencialmente puede ser un modelo para la región».
En Afganistán, sin embargo, «ha habido unos logros más limitados con respecto a la constitución». El informe comentaba que la constitución proporciona libertad a los grupos no musulmanes para ejercitar su fe. Pero carece de protecciones más explícitas para el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
Una causa de inquietud es que la constitución afgana no protege plenamente a los individuos contra las acusaciones injustas de «crímenes» religiosos como la apostasía y la blasfemia. Además, la comisión estadounidense observaba que el Juez Jefe del Tribunal Supremo de Afganistán, Fazl Hadi Shinwari, «ha mostrado poco respeto por quienes discrepan con su interpretación de línea dura del Islam».
Seis más de «particular preocupación»
Una de las tareas de la comisión es identificar aquellos gobiernos culpables de violaciones sistemáticas y graves de la libertad religiosa. En febrero los responsables recomendaron al Departamento de Estado de Estados Unidos que colocara a 11 países en la categoría de «países de especial preocupación». Las recomendaciones incluían a seis países no incluidos anteriormente: Eritrea, India, Pakistán, Arabia Saudí, Turkmenistán y Vietnam. Los otros cinco – Birmania, China, Corea del Norte, Irán y Sudán – fueron ya señalados en informes anteriores.
La comisión estadounidense también afirmó que Egipto, Indonesia, Nigeria y Uzbekistán seguirían en una lista de países en observación donde es preocupante el estado de la libertad religiosa por la violaciones cometidas o toleradas por sus gobiernos. Bielorrusia, Cuba y Georgia también se sumarían a esta lista, afirmaron los responsables.
Explicando los añadidos a la lista de países culpables de graves violaciones, el informe apuntaba que el gobierno pakistaní continúa tratando de modo inadecuado la vigente violencia de los militantes sunníes contra los chiíes, ahmadis y cristianos. Y las políticas oficiales del gobierno dan como resultado otras violaciones de la libertad religiosa, incluyendo la prisión bajo las leyes anti-ahmadi y de blasfemia.
Entretanto, continúa en India la violencia contra los musulmanes y cristianos, y el gobierno todavía no ha afrontado de manera adecuada el asesinato de unos 2.000 musulmanes en el estado de Gujarat en el 2002.
En Eritrea, el gobierno «está implicado en violaciones especialmente graves de la libertad de religión y creencia», afirmaba el informe de Estados Unidos. Los problemas se extienden del cierre de todas las iglesias, que no pertenezcan a las denominaciones religiosas reconocidas oficialmente, hasta los arrestos de participantes en reuniones de oración y otros encuentros.
Turkmenistán, afirmaba la comisión, «está entre los estados más represivos del mundo hoy en día y está implicado en violaciones particularmente graves de la libertad de pensamiento, conciencia, religión, o creencia». La situación se ha deteriorado más con una nueva ley que entró en vigor el pasado noviembre. Esta ley prohíbe prácticamente la mayoría de la actividad religiosa y pide penas de muerte para quienes sean hallados culpables de participar en «actividad religiosa ilegal». El informe también acusaba al presidente Saparmurat Niyazov de promover una versión del Islam controlada por el estado y de volver imposible cualquier actividad religiosa.
En Vietnam, las ya deficientes condiciones de libertad religiosa se han deteriorado en los últimos 18 meses, afirmaban los responsables de la comisión. Los disidentes religiosos han sido acosados y detenidos, y el gobierno vietnamita ha continuado con sus medidas enérgicas en contra de las minorías de las provincias y zonas altas del noroeste, incluyendo palizas y la renuncia forzada de la fe.
Excepciones musulmanas
El informe observaba que la libertad de religión «no está bien protegida en Oriente Medio o en países donde el Islam es la religión del Estado». Muchas constituciones de estos estados carecen de medidas que garanticen la libertad de la práctica religiosa, y los derechos que existen están expresados normalmente sólo en términos generales.
Sin embargo, la comisión apuntaba algunas excepciones. De Bangladesh, Pakistán y Malaysia – países donde el Islam es la religión del Estado- se afirma que «tienen garantías constitucionales que se comparan favorablemente con las prácticas internacionales». Otros países con predominio musulmán como Albania, Azerbayán, Mali y Senegal tienen también garantías adecuadas.
Arabia Saudí recibe una mención especial en el informe estadounidense. El informe 2003 recomendaba que el Congreso autorizase un estudio para determinar el papel jugado por el gobierno saudí y los miembros de la familia real en la propagación de una ideología religiosa que explícitamente promueve el odio y la violencia hacia los miembros de otros grupos religiosos. En consecuencia, varios miembros del congreso escribieron el pasado abril al interventor de la Oficina General de Cuentas de Estados Unidos, pidiendo que la agencia que pusiera en claro qué está haciendo el gobierno americano para identificar y supervisar las fuentes de financiación saudí a instituciones que preconizan la violencia y la intolerancia.
En términos de situación interna en Arabia Saudí, el informe observaba que las violaciones incluyen tortura y trato cruel y degradante o castigo impuesto por las autoridades judiciales y administrativas; detención prolongada sin cargos y con frecuencia incomunicación; y evidentes negaciones del derecho a la libertad y seguridad de la persona.
China no cambia
También ha recibido observaciones China. «La represión de la libertad religiosa continúa siendo una política deliberada del gobierno chino», afirmaba el informe. La comisión acusaba a las autoridades de intensificar su campaña violenta contra los creyentes religiosos, incluyendo a cristianos evangélicos, católicos, musulmanes uighures y budistas tibetanos. Los mal
tratos incluyen prisión y tortura.
El informe observaba que el clero católico, en las provincias de Fujian, Zhejiang, Jilin y Jiangxhi, ha sido acosado, detenido y arrestado. En julio del año pasado, cinco sacerdotes fueron sentenciados a tres años en un campo de trabajo tras haber sido declarados culpables de practicar el «culto». Y en octubre, se ha informado que los funcionarios de la provincia de Hebei arrestaron a 12 sacerdotes y seminaristas que asistían a un retiro espiritual. Así mismo, se ha informado de al menos 10 obispos están bajo arresto.
También hay carencias serias de libertad religiosa en Cuba, según la comisión estadounidense. Los grupos religiosos registrados y no registrados continúan sufriendo diversos grados de interferencia oficial, acoso y represión.
El gobierno de Castro continúa prohibiendo la construcción de nuevas iglesias. También hace cumplir la legislación que previene que ningún cubano o empresa venda ordenadores, máquinas de fax, fotocopiadoras u otros equipos a ninguna iglesia, excepto a precios desorbitados.
Las escuelas privadas religiosas siguen estando prohibidas, y los grupos religiosos necesitan recibir premiso de los funcionarios del Partido Comunista antes de que se les permita llevar a cabo procesiones o eventos fuera de los edificios religiosos. Para mucha gente en el mundo, la libertad religiosa sigue siendo un lujo.