Los experimentos de Corea e Inglaterra no han sido clonación

Entrevista con Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular

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PAMPLONA, viernes, 1 julio 2005 (ZENIT.org).- No han sido clonación los experimentos de Corea e Inglaterra, recientemente divulgados como tales por razones e intereses de los que alerta Natalia López Moratalla –catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Navarra (España) y dedicada a la investigación en Biomedicina– en esta entrevista concedida a Zenit.

–Los experimentos de Corea e Inglaterra, ¿son clonación? ¿Se ha logrado alguna vez un clon humano (de adulto o de embrión)?

–Natalia López Moratalla: No han sido clonación. Sacar una copia de un adulto por transferencia nuclear supone además de este primer paso reprogramar el núcleo para que inicie un verdadero desarrollo embrionario, es decir, para que sea un individuo. Un clon humano de un embrión, por transferencia nuclear, no se ha intentado, porque carece de interés.

–¿Cuál es el objetivo de los experimentos de investigadores de Corea y de Newcastle (Gran Bretaña)?

–N.L.M.: Los experimentos de los investigadores de Corea se sitúan en la línea de ese término tan falaz que es «clonación terapéutica». Esto es, una clonación (por el método de la transferencia de un núcleo de una célula del cuerpo a un óvulo –que se ha privado previamente de su núcleo– y una estimulación y reprogramación de la información de esa célula artificial para hacer de ella un cigoto y/o, de las células resultantes de su multiplicación, un organismo en su fase inicial) que persigue intentar llegar «sólo» a la fase embrionaria de un ser humano clon de otro, a fin de deshacerlo y usar sus células como un futurible material terapéutico.

–¿Podría explicar qué proceso han seguido los intentos de clonación? ¿Cómo se han presentado a los medios de comunicación y con qué objetivo, en su opinión?

–N.L.M.: El primer intento de obtener un clon de un adulto humano se llevó a cabo en el año 2001 [Cf. Cibelli JB, Kiessling AA, Cunniff K, Richards C, Lanza RP, West MD (2001) Somatic cell nuclear transfer in humans: Pronuclear and early embryonic development. Journal of Regenerative Medicine 2, 25-32]. Estimularon varios óvulos humanos en el laboratorio y a otros óvulos transfirieron el núcleo de células precursoras de la piel o de las células que nutren al óvulo –células del cumulus– tras quitarle el suyo. Cultivaron los óvulos manipulados y unos pocos de ellos se dividieron y dieron lugar a pequeños cúmulos de células. A este proceso le llamaron «desarrollo embrionario a estado pronuclear (un óvulo con dos pronúcleos) y estado temprano» («Pronuclear and early embryonic development»). La revista «The Journal of Regenerative Medicine» lo publicó en su segundo volumen: un artículo rápido que si la empresa «Advanced Cell Technology» (ACT) no lo hubiera dado horas antes a los medios de comunicación como una «clonación humana» –que no lo fue-, posiblemente no nos habríamos enterado, dada la falta de importancia científica de la revista.

El trabajo estaba realizado en esa empresa (destacada por el desarrollo de tecnología con células de embriones) y el director de investigación es Cibelli. Entre los autores firma Lanza, que promovió y firmó la carta de Premios Nobel dirigida al presidente de los EE.UU. para presionar el fomento con fondos públicos de la investigación con embriones humanos. Y es un dato significativo que se diera a conocer el experimento un domingo previo al lunes en que se planteaba aumento de capital en la empresa.

En esos años se realizaron experimentos para intentar la clonación de monos y se puso de manifiesto que, hoy por hoy, las barreras biológicas a la clonación de un primate aún no se han podido saltar [Cf. Simerly C et al. (2003) Molecular correlates of primate nuclear transfer failures. Science, 300, 297]. El título del primer trabajo publicado en el 2003 habla de «fallo del intento» y habían empleado 742 óvulos de mona para transferirles un núcleo. Lo necesario no es siempre lo suficiente; y en este caso la tecnología de transferencia nuclear es un primer paso necesario para clonar, pero no suficiente para conseguirla. Lo necesario para que se consiguiera la oveja Dolly fue suficiente –y una sola vez entre más de 100 intentos- y seguimos sin conocer por qué fue suficiente esa vez y no las otras. Ahora bien, lo suficiente para clonar una oveja no es lo mismo que lo suficiente para clonar un mono o un hombre, que son biológicamente mucho más complejos.

Sin embargo, intencionadamente se busca que la «técnica de transferencia de núcleo» se identifique en el imaginario universal con la «clonación». Mantener el «prestigio de progreso científico» que rodeó el nacimiento de la clónica Dolly interesa a muchos. En primer término al Instituto Rolins de Edimburgo, que consiguió el primer mamífero clónico [Cf. Wilmut I, Schnieke E, McWhir J, Kind AJ, Campbell KHS (1997) Viable offspring derived from fetal and adult mammalian cells. Nature 385, 810-813]. También a las empresas de biotecnología de células madre (troncales) del tipo embrionario. Para ello se mantiene la falacia de la «clonación terapéutica»: si se obtienen células madre con dotación genética de pacientes se podría investigar si el genoma afecta en el inicio del desarrollo embrionario causando alguna de las enfermedades. Hay una excusa para seguir la investigación con embriones.

–¿Y los recientes experimentos de científicos coreanos? ¿Y los de científicos de Newcastle (Gran Bretaña)? El eco en los medios fue que se trataba de clonación humana…

–N.L.M.: A finales del 2004 el equipo de investigadores de Corea, dirigido por Hwang, publica con Cibelli, de la empresa ACT, la consecución de una línea celular de una célula madre humana embrionaria derivada de un «blastocisto clonado» («cloned blastocyst») [Cf. Hwang, W. S. et al. (2004) Evidence of a pluripotent human embryonic stem cell line derived from a cloned blastocyst. Sciencexpress, doi:10.1126/science.1094515]. En los medios de comunicación se presenta como una clonación terapéutica. ¿Pero lo es? No me refiero sólo a si es terapéutica –es obvio que no (la donante del núcleo transferido no era enferma y el núcleo transferido a su propio óvulo no era de una célula propiamente somática, sino de las células del cumulus que rodean al óvulo), aunque el tipo de células conseguidas pudieran en el futuro ser usadas en terapia celular–.

Sino, ¿puede afirmarse que fue clonación? Es decir, ¿puede afirmarse que lo que llamaron «blastocisto clonado» fuese un verdadero embrión humano de varios días? No. Una cuestión es que la intención y lo conseguido sea lo siguiente: células humanas con material genético de célula de adulto que vienen organizadas en una configuración de tipo embrionario porque derivan de la multiplicación de un óvulo y por tanto algunas de ellas adquieren las propiedades de las células madre de origen embrionario. A esto han llamado «blastocisto» y de ahí han derivado una línea celular (han hecho que la célula madre crezca de forma indefinida o lo que se suele llamar en el argot técnico «inmortalizado» para poder conseguir cantidades industriales). Los datos publicados muestran esto. No hay ningún dato que permita afirmar que han logrado un ser humano de cinco días. Sencillamente han llamado «blastocisto» a un montoncito de células. Otra cuestión es que conseguir este resultado sea «a cualquier precio»; esto es, que no quieren un clon humano que llegara a nacer, pero no les importe que «eso» cultivado durante varios días sea un ser embrión humano o no lo sea.

El método empleado para intentar clonar no se describe en el trabajo. Es el mismo -con algunos retoques- que empleó el equipo de Cibelli en 2001, que a su vez era el mismo que empleó Wilmur p
ara la oveja Dolly.

Con ese mismo método y con óvulos de mujeres más jóvenes, el mismo equipo de Corea (ahora sin Cibelli) publicó un nuevo articulo el pasado mayo [Cf. Patient-Specific Embryonic Stem Cells Derived from Human SCNT Blastocysts. Hwang WS, Roh SI, Lee BC, Kang SK, Kwon DK, Kim S, Kim SJ, Park SW, Kwon HS, Lee CK, Lee JB, Kim JM, Ahn C, Paek SH, Chang SS, Koo JJ, Yoon HS, Hwang JH, Hwang YY, Park YS, Oh SK, Kim HS, Park JH, Moon SY, Schatten G. en : Science. 2005 May 19 (www.sciencemag.org/cgi/content/abstract/1112286v1)]. El resultado es mucho mejor: 11 líneas celulares derivadas de células madre de tipo embrionario («Patient-Specific Embryonic Stem Cells») y con dotación genética de mujeres y también de varones, con alguna enfermedad. El título del trabajo es muy parecido al anterior, pero cambia sustancialmente. Ahora ya no se dice derivadas de un «blastocisto clonado», sino derivadas de «SCNT Blastocysts» («blastocisto de transferencia de núcleo de célula somática»). Nuevamente llaman «blastocisto» a un montoncito de células -por cierto, no aportan fotografías en ninguno de los dos trabajos-.

En todo el último artículo no se habla de clonación y en sus declaraciones Woo Suk Hwang afirma que este trabajo no implica clonación humana ya que esos óvulos manipulados de esa forma nunca pueden convertirse en un ser humano. Algo que nunca diría quien llame blastocisto exclusivamente a un verdadero embrión, puesto que el embrión humano en fase de blastocisto –con cinco días de vida- o muere o nace y sigue viviendo. Se está dando el mismo nombre a quien es un individuo y a un conjunto de células sin unidad como individuo, que por lo tanto no es un embrión aunque se le parezca morfológicamente.

El trabajo de los científicos del grupo de los Stojkovic de Newcastle [Cf. An autogeneic feeder cell system that efficiently supports growth of undifferentiated human embryonic stem cells. Stojkovic P, Lako M, Stewart R, Przyborski S, Armstrong L, Evans J, Murdoch A, Strachan T, Stojkovic M. En Stem Cells. 2005 Mar;23(3):306-14 (stemcells.alphamedpress.org/cgi/content/full/23/3/306)] se ha presentado inexplicablemente en algunos medios de comunicación como otra «clonación terapéutica». Estos investigadores están tratado de resolver una de las mil dificultades que están teniendo para «domesticar en el laboratorio» las potentísimas células madre procedentes de embriones humanos. Justamente, este mismo equipo había publicado, hace un año, un trabajo explicando que sigue siendo un reto producir tipos celulares maduros, funcionales y puros de células madre embrionarias que puedan ser utilizadas para transplantes [Cf. Miodrag Stojkovic, Majlinda Lako, Tom Strachan and Alison Murdoch «Derivation, growth and applications of human embryonic stem cells». Reproduction vol. 128, 259–267, 2004]. Concretamente estas células para crecer deben estar colocadas en un «lecho» de células inmaduras que les aporten los componentes que necesitan para sobrevivir. Se ha usado desde el inicio una célula inmadura «fibroblasto» de ratones que transforma y estropea las humanas. Se han buscado lechos artificiales pero no se consigue saber qué hay que darles y qué les daban las células vivas del ratón. Este trabajo muestra que han conseguido hacer un lecho con células inmaduras humanas del tipo fibroblastos, que se obtienen por una maduración espontánea de las células embrionarias. Esto es, solucionan una de las dificultades de la tecnología de cultivo de células del tipo embrionario que será útil ya vengan éstas de un embrión humano o de esos conjuntos celulares que obtienen de la transferencia de un núcleo a un óvulo. Es posible que también estén usando la técnica de la transferencia nuclear, pero no ha aparecido una publicación, firmada por ellos, con una verdadera clonación.

–Ha aludido a la «clonación terapéutica» como «falacia» y como «excusa para seguir con la investigación de embriones». ¿Por qué, como científica, lanza esta advertencia? ¿Considera que clonar humanos –aún con fin terapéutico— es una meta realista y, más aún, necesaria?

–N.L.M.: Lanzo esa advertencia –un grito de alarma- porque considero que nos estamos dejando enredar en cuestiones periféricas (por falta de precisión en el análisis de los datos publicados, que obviamente son muy especializados y difíciles de someter a una divulgación rigurosa) y perdiendo fuerzas en la cuestión central –pienso que enormemente grave- que está en juego.

Lo que está bajo el debate de los embriones es si se puede seguir manteniendo el respeto absoluto a la vida humana desde la concepción, o ello representa un obstáculo al progreso. Para muchos si no es claramente un individuo humano, una persona, en las primeras fases el respeto debe ser alto pero no absoluto. Pero afortunadamente la ciencia de hoy sí puede afirmar rotundamente que el cigoto humano es un «cuerpo» humano y no una célula. Hay criterios claros para saber qué es un cigoto y qué no lo es; y para saber cómo se constituye en cigoto e inicia su desarrollo unitario tanto si se origina por fecundación o por alguna forma de manipular los gametos humanos.

El problema no es cómo se ha generado esa célula por manipulación de un óvulo (sea por fecundaciones, más o menos sofisticadas, o por transferencia y reprogramación de un núcleo), sino si el método concreto empleado para esa especie concreta resulta ser, o no, suficiente para crear un clon en su estado embrionario.

Es una incoherencia la afirmación «Clonación reproductiva “no”, pero terapéutica “sí”». Todo tipo de clonación humana (que logre un nacido o que alcance sólo el estado embrionario aportando la posibilidad de usar el embrión humano como material biológico) es una aberración injustificable, e injustificada aunque con ello se salvaran mil vidas. A todo científico hay que exigirle siempre trabajar para curar sin matar a nadie para ello. Es el mínimo de decencia exigible.

En mi opinión clonar seres humanos no es ni planteable como meta científica. Y en todo caso si resultara (que no es así) que las células troncales -o células madre- de origen embrionario fueran imprescindibles, o simplemente necesarias para curar, al científico hay que exigirle que las logre por cualquier otro sistema que no sea crear embriones ni tampoco explotar a mujeres jóvenes como donantes de óvulos.

–Entonces en todos estos experimentos se puede determinar cuándo estamos realmente ante un ser humano.

–N.L.M.: Sabemos bien cuando estamos ante un conjunto celular, o ante un individuo en su fase de cigoto de dos, tres, o cientos de células. Hay criterios técnicos suficientemente precisos.

La cuestión es que la perspectiva ética en los experimentos que tratan de obtener un ser humano ha de ser previa a realizar los experimentos. Es decir, ¿quién les otorga el permiso para crear un ser humano (por transferencia nuclear en este caso que estamos tratando) y que además no tenga el origen en una fecundación de los gametos de un hombre y una mujer, sino que proceda del material genético de una célula de otro individuo? Sólo el planteamiento es ya ilegítimo. Y, en todo caso, para saber si una metodología es suficiente o no, hay que ir a experimentos en animales (en monos en este caso). No se puede esperar a determinar si estamos o no ante un ser humano clónico, o ante unas células «codiciadas», cuando se está manipulado un proceso que podría llegar a dar origen a un hombre.

–¿Por qué cree que se llega a generar tanta confusión en cuestiones como la clonación, el embrión humano, etc.?

–N.L.M.: En un momento en que la presión para lleva
r a cabo legalmente una investigación, con fines en gran medida lucrativos, que produzca y consuma embriones humanos es muy fuerte y está muy ideologizada, es muy importante precisar la terminología. Pero no es infrecuente que se lancen intencionadamente a los medios de comunicación afirmaciones poco rigurosas buscando precisamente transmitir ambigüedad.

Sin embargo, partimos de una gran verdad; la ambigüedad no es de la realidad («hombre» o «vida de un ser humano en los primeros momentos de su existencia» no se confunde con conjuntos de células con características de células de origen embrionario que crecen más o menos organizadas –pero que no son embriones-), sino que se trata de ambigüedad del conocimiento acerca de qué es un individuo humano, qué le constituye en tal y qué le describe.

Para poder defender con firmeza a los embriones humanos de su destrucción y uso en una investigación consumidora de embriones, o defender a la humanidad de una futura producción de hombres clónicos, es importante distinguir con rigor qué es y qué no es un cigoto, y qué es y qué no es un embrión.

Se ha creado tal ambigüedad de terminología que quienes defienden el respeto a la vida de cada hombre –desde la concepción– se encuentran a veces con que tienen metidos en el mismo paquete, junto a los seres humanos en su fase embrionaria, grupitos de células humanas que no son, ni de lejos, un ser humano.

Por otro lado, quienes afirman que el embrión humano de pocos días no tiene «aún» el valor absoluto que le confiere el carácter personal, se empeñan en que se llame cigoto (embrión en estado unicelular) o blastocisto (embrión de cinco días) tanto a quien es verdaderamente un hombre como a cualquier grupo de células que provengan de la multiplicación de un óvulo, más o menos manipulado, y cultivado durante varias horas o varios días. Esos conjuntos celulares «embrioides» no son un individuo (y no serán nunca, por tanto, capaces de implantarse en útero y desarrollarse como feto y nacer) pero se les da el mismo nombre con un apellido: blastocisto «clónico», o «derivado de una transferencia nuclear», o «partenogénico». Esos apellidos hacen referencia sólo al método por el que se han obtenido las células, pero no a qué son realmente.

[Entrevista realizada por Marta Lago – Zenit]

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ZENIT Staff

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