JERUSALÉN, lunes, 11 julio 2005 (ZENIT.org).- Seiscientos jóvenes de Tierra Santa se sumarán a los cientos de miles de todo el mundo que peregrinarán a la ciudad alemana de Colonia para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, en la que la presencia de Benedicto XVI está confirmada.
Para el viaje «han trabajado y prestado su servicio en las parroquias locales, autofinanciándose en parte el viaje», pero «una parte de la cuota ha sido ofrecida por la Iglesia y por benefactores»; «de este modo hemos querido dar un signo a nuestros jóvenes: no todo cae del cielo, sino que hay que cooperar y contribuir con la propia obra», explica el padre Pierbattista Pizzaballa, Custodio franciscano de Tierra Santa.
Entre estos jóvenes peregrinos se encuentra «también un grupo de diez chavales de las pequeñas comunidades judías católicas», si bien casi todos «son palestinos y proceden de Galilea», así como «de los Territorios, de Belén, de Jericó», confirmó al servicio de información «Sir» del episcopado italiano.
Refiriéndose al papel de estos jóvenes en la JMJ, el religioso reconoció: «De ellos puede llegar un testimonio de paz, más enriquecido por estos últimos años de violencia».
Por otro lado admite que «encontrarse con otros coetáneos con los que comparten un camino de fe será importante. Somos una minoría y por esto deseamos que la JMJ sea no sólo una fiesta, sino una fuerte experiencia de fe y de Iglesia que será útil a nuestras parroquias».
«Estoy seguro –comentó el padre Pizzaballa- de que nuestro jóvenes volverán de Colonia cargados de experiencias para ser traducidas en su vida de fe, y para ir más allá del dolor y del sufrimiento».
«Me decía un joven de Belén, que ha sufrido mucho en estos años por el conflicto, que los cristianos debemos tener el valor, en esta tierra, de ver la imagen de Dios en cada rostro. Es ésta nuestra misión», concluyó.