KÖNIGSTEIN, lunes, 11 julio 2005 (ZENIT.org).- La obra de Derecho Pontificio «Ayuda a la Iglesia Necesitada» (AIN) mantiene su nivel de ingresos, lo que le permitió financiar el año pasado 5.900 proyectos pastorales en parroquias y diócesis de 137 países de todo el mundo, según revela el informe anual correspondiente a 2004 recién publicado.
Fundada en 1947, AIN apoya a cristianos perseguidos y necesitados. Cuenta actualmente con filiales en diecisiete países (Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, España, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, Reino Unido y Suiza).
Los donativos llegados a la sede internacional de AIN en Königstein (Alemania) a través de sus oficinas nacionales ascendieron a 66,2 millones de euros, un 1% más que el año 2003, en el que se recogieron 65’5 millones de euros.
Según se desprende del informe, los secretariados francés y alemán han sido los que han recibido mayores ingresos, ambos con cifras superiores a los 12 millones de euros. Por primera vez, Reino Unido se sitúa en tercer lugar, con 7,3 millones de euros –un incremento del 30,6% respecto a 2003-.
Algunas de las oficinas que han experimentado un mayor incremento en sus ingresos han sido las de Chile, Irlanda y Australia, con porcentajes que oscilan entre el 32% de la primera y el 12,4% de la última, informa el organismo a Zenit.
Por su parte, los donativos recibidos en ese período directamente en la secretaría internacional alemana fueron de 3,45 millones de euros –en 2003 habían alcanzado los 6,9 millones de euros-.
Por lo tanto, los ingresos totales en 2004 sumaron 69,7 millones de euros, frente a 72,5 del año precedente.
Por continentes, destaca en Europa Central y Oriental el destino de la ayuda por 4,6 millones de euros a la Iglesia en Ucrania –y en particular para el seminario católico ucraniano en Lviv, que abrirá oficialmente el próximo 20 de agosto- o los 3,3 millones que han servido para financiar proyectos en Rusia –1,2 a la Iglesia católica, 1,3 a proyectos ecuménicos y 813 mil euros a la Iglesia ortodoxa-.
Una vez más, en Europa destacan las ayudas ofrecidas a la Iglesia en Croacia y Bosnia-Herzegovina, con cantidades que superaron los 720.000 y 570.000 euros, respectivamente.
En cuanto a África, objetivo principal de las ayudas de AIN han sido países en guerra como Sudán y la República Democrática del Congo, así como Angola y Etiopía, donde sigue siendo urgente la reconstrucción de edificios y estructuras eclesiales tras haber finalizado los conflictos bélicos.
En Iberoamérica siguen teniendo prioridad los proyectos en Cuba y Haití, dada la situación política de esos países, constata el organismo católico de ayuda.
Lo mismo ha ocurrido, en Asia, respecto a China, Myanmar y Vietnam.
La construcción y reconstrucción sigue siendo el principal campo de actuación de «Ayuda a la Iglesia Necesitada», destinándole en 2004 el 27% de los donativos recibidos.
A ello le sigue la formación básica y continua de sacerdotes, religiosos y agentes de pastoral, adonde fue a parar el 17% de los ingresos, porcentaje similar al empleado en proyectos pastorales en medios de comunicación social.
Mientras, los estipendios de misa para la subsistencia de sacerdotes necesitados alcanzaron casi un 15% de todos los donativos; un 13,2% se destinó a la adquisición de literatura religiosa y espiritual, y casi un 5% a la de vehículos para la labor pastoral. El porcentaje de la ayuda a la subsistencia de las religiosas supuso un 3,8 % del total.
La presentación del informe anual de 2004 ha sido ocasión para que se despidiera como secretaria general de AIN Antonia Willemsen, a quien desde el pasado 1 de junio sustituye Norbert Neuhaus.
«Demasiado a menudo oímos lo difícil que es obtener ayuda para formar a sacerdotes, edificar iglesias, adquirir material catequético, realizar el apostolado de los medios de comunicación y sustentar a sacerdotes y religiosas», reconoce Willemsen en la presentación del informe.
«La primera tarea de la Iglesia consiste en difundir la Palabra de Dios -añade-. […] Esta misión básica del cristianismo condiciona cualquier otra tarea. Por eso, nuestra ayuda pastoral es ineludible allí donde la Iglesia local no puede cumplir sólo con sus fuerzas esta tarea primordial y nobilísima, a causa de la persecución, la discriminación o la extrema pobreza».
«En los 45 años que pude colaborar [“junto al padre Werenfried”, fundador de AIN] con esta Obra me acompañaron siempre la bendición de Dios y la fidelidad de nuestros bienhechores. Que esto siga siendo así en el futuro», desea finalmente.
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