En un esfuerzo por participar y guiar moralmente el proceso electoral en el cual se habrá de renovar la presidencia de la República y las gubernaturas de varios estados, incluyendo la del Distrito Federal, la Iglesia propone respeto a las instituciones que son árbitros de los comicios, campañas respetuosas e integración de la dignidad de la persona humana para poder desarrollar al país.
Por la importancia que reviste, Zenit–El Observador reproduce el documento.
LA CAMPAÑA ELECTORAL, UNA OPORTUNIDAD PARA CONSOLIDAR LA DEMOCRACIA
A los Partidos políticos y a los candidatos que contenderán en el próximo proceso electoral:
Las elecciones presidenciales del año 2006 representan para México un momento histórico de gran relevancia para consolidar nuestra democracia y para sentar las bases de un país más justo y más humano. Con ese motivo, los obispos de México deseamos proponer algunas consideraciones que ayuden a los ciudadanos a afrontar el proceso electoral en un ambiente bien informado, reflexivo y críticamente constructivo.
Las campañas electorales son un tiempo privilegiado de reflexión conjunta sobre la agenda nacional; son una ocasión para preguntarnos qué tipo de país queremos y qué medios hemos de utilizar para construir y transformar positivamente nuestra patria.
No deseamos que las decisiones ciudadanas se tomen sólo bajo el influjo transitorio de la imagen en los medios de comunicación; tampoco sería una decisión inteligente la que se realizara a la luz de campañas ofensivas, descalificadoras, o fundadas en la mentira, el chantaje y la vulgaridad.
Nos parece trascendental que el debate sea respetuoso de las reglas establecidas por el Instituto Federal Electoral. Así mismo creemos que las contiendas deben tener siempre, como referencia, la promoción de la dignidad de la persona y los valores auténticos de la sociedad y la cultura mexicana.
La sociedad debe conocer, con claridad, los proyectos que los candidatos y partidos políticos ofrecen para alcanzar las aspiraciones más presentes en el ánimo de los mexicanos. Queremos saber qué proponen para abatir los índices de inseguridad pública, para mejorar los niveles educativos, para crear fuentes de empleo mejor remunerado. También cómo se proponen reducir la preocupante brecha económica existente entre las clases sociales. Nos interesa, de manera especial, que se expresen con honestidad sobre los temas relacionados con el respeto a la vida y el fortalecimiento de la convivencia familiar.
Consolidar una auténtica democracia requiere que los candidatos estén dispuestos a realizar las reformas estructurales que nuestro sistema político y financiero necesita para resolver los problemas más acuciantes, de manera eficaz y con la mayor rapidez, abatiendo la corrupción en la vida política, económica y social.
Para fortalecer el proceso democrático es preciso que los candidatos y sus colaboradores sean personas competentes, experimentadas y con un sólido bagaje ético; que estén decididos a afrontar los problemas con perseverancia y sin buscar ambiciones personales o movidos por el interés egoísta del poder.
En el próximo proceso electoral serán llamados a las urnas, por primera vez, cerca de diez millones de jóvenes. Habrá que convencerlos con propuestas atractivas que generen confianza y esperanza para que participen con entusiasmo e ilusión y se comprometan en el futuro del país.
Sin invadir los ámbitos de la política partidista y acatando las leyes que emanan de la Constitución, la Iglesia Católica ofrecerá talleres orientadores para recordar que la fe cristiana compromete al creyente en la creación de una sociedad más justa. También ofrecemos orar para que el proceso electoral se desarrolle en un ambiente de respeto, concordia y armonía.
Esta es una hora trascendental para México y se hacen imprescindibles el acuerdo, la unidad, la reflexión serena y el amor por nuestra nación. La Iglesia Católica quiere ser una instancia que promueva el diálogo y la participación ciudadana, orientando, guiando y orando para que las próximas elecciones refuercen la confianza del país en sus autoridades, se consolide la democracia, se eleve la calidad del debate político y los mexicanos avancemos en la construcción del país que todos anhelamos.
Los saludamos con respeto y les aseguramos nuestro sincero interés por colaborar eficazmente desde el campo de nuestra competencia pastoral.
Los obispos de México,
+ Mons. José Guadalupe Martín Rábago
Obispo de León
Presidente de la CEM
+ Mons. Carlos Aguiar Retes
Obispo de Texcoco
Secretario General de la CEM