CIUDAD DEL VATICANO, martes, 15 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).-Al concluir su reunión anual de coordinación, la Obra Romana de las Peregrinaciones ha anunciado el proyecto de realizar en 2006 peregrinaciones por le «Las sendas del sufrimiento y del dolor» como es «La ruta de los esclavos de Sudán».
El padre Caesar Atuire, director general de la Obra Romana de las Peregrinaciones, ha explicado a Zenit que se trata una iniciativa que esta institución del vicariato Roma, órgano de la Santa Sede, lanza en respuesta a una propuesta del obispo Antonio Menegazzo, misionero comboniano, administrador apostólico de El Obeid.
«Es como ir con la cruz de Cristo liberador sobre los antiguos caminos en los que el hombre esclavizó al hombre», explica el sacerdote.
Por otra parte, se trata de una manera de «salir al encuentro de esta parte del mundo que está olvidada».
«La diócesis de El Obeid toca parte del Darfur e iremos pasando por estos lugares que literalmente están olvidados, llevando la cruz como Cristo, que lleva un mensaje de paz y solidaridad. Si podemos recoger ciertas ayudas, las llevaremos», explica.
El director general explica que la peregrinación también servirá para organizar encuentros con las comunidades locales.
«Cuando estos lugares llegan a ser olvidados se convierten en reductos de radicalismos. De hecho, es sabido que en Sudán se encuentra el maestro espiritual del movimiento de Osama Bin Laden», aclara.
La ruta, que todavía está en estudio, podría tocar Libia, pasar por Chad, y luego entrar en Sudán, hasta llegar a Jartum.
Se trata de la ruta más antigua de los esclavos, que fue seguida por la misma Giuseppina Bakita, la primera sudanesa canonizada, hasta llegar a Italia.
Decimos que se trata de una peregrinación por los «Caminos del sufrimiento y del dolor», porque es también la ruta que hoy siguen los africanos que dejan sus países de origen para llegar a Europa, ya sea a través de la isla de Lampedusa (entrada a Italia) o a través de Ceuta (puerta de España).
«Se ven obligados a pagar grandes cantidades de dinero para llegar a Libia o Argelia. Y muchas veces mueren en este intento. Muchas de las mujeres acaban víctimas de las mafias de la prostitución», sigue diciendo el sacerdote.
Será una peregrinación particular: algunos tramos se harán a pie, otros en jeep. Ciertamente, «es una peregrinación para quien goce de un poco de buena salud», concluye con una sonrisa.
Este viaje forma parte de la cadena de los así llamados «gestos proféticos» que ha cumplido el administrador delegado de la Obra Romana para las Peregrinaciones, monseñor Liberio Andreatta, llevando la cruz y celebrando la Misa en el Polo Norte y en el Polo Sur, y organizando momentos de oración durante momentos particularmente difíciles en el Líbano, Sarajevo y otras partes del mundo.<br>
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