MOSCÚ, miércoles, 16 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- La publicación de un artículo, en el que se revela que el Ministerio de Justicia pretende aumentar de forma considerable el control sobre las organizaciones religiosas extranjeras en territorio ruso, ha causo cierto revuelo en sectores religiosos y entre los medios de comunicación del país.
Según el artículo del diario «Vedomosti», en su edición del lunes, 14 de noviembre, y bajo el título de «Centralismo espiritual», el Ministerio de Justicia prepara una iniciativa que pretende endurecer las reglas para el otorgamiento de visas a misioneros extranjeros, simplificar el proceso para la supresión de centros religiosos, y aumentar los trámites para el registro de organizaciones religiosas.
El documento –escribe el diario– fue preparado en la reunión de octubre del Consejo de Seguridad de dicho Ministerio, tras constatarse «la expansión religiosa extranjera en Rusia». Se afirma que en los últimos diez años el número de confesiones religiosas en el país creció de 20 a 69.
Por este motivo, la restricción de visas, prosigue el informe, se presenta como la mejor opción para controlar el crecimiento de organizaciones religiosas, ya que desde el año 2003, entre las funciones del Ministerio de Justicia, se encuentra el derecho a decidir si un extranjero es o no bienvenido en territorio ruso.
El artículo revela que la iniciativa ministerial –que debería ser analizada por la Duma (parlamento ruso)– pretende suprimir organizaciones religiosas si se constata el «delito de carácter extremista» de dicho grupo, o bien, si realiza actividades misioneras ilegales.
Finalmente el diario «Vedomosti» revela que la iniciativa del Ministerio de Justicia quiere proponer que cada religión tenga una sola organización central en el territorio ruso y con carácter jurídico.
De este modo, dice el artículo, si existen alrededor de 40 organizaciones musulmanas oficialmente registradas en Rusia, tendrían que quedar supeditadas a una sola que las aglutinara y representara.
Hasta el momento, a la Duma no ha llegado iniciativa alguna para endurecer el control sobre las organizaciones religiosas extranjeras, tal y como declaró a Interfax el presidente del Comité de la Cámara Baja para Asuntos de Organizaciones Sociales y Religiosas, Sergei Popov.
Después de darse a conocer la noticia, algunos representantes religiosos manifestaron no tener conocimiento alguno de dicho documento.
¿Cómo afectaría a la libertad religiosa en Rusia esta iniciativa en el caso de ser cierta y llevarse a cabo?
En declaraciones a Zenit, el padre Igor Kovalevsky, secretario general de la Conferencia de Obispos Católicos en Rusia, responde que «de llevarse a cabo este proyecto, se daría cabida al aumento de la burocracia».
«Además –afirma–, debería analizarse muy al detalle, pues sin duda plantea aspectos muy controversiales, equivocados o que no están bien formulados».
Por su parte, el padre Igor Byzhanov, secretario para las Relaciones Intercristianas del Departamento de Relaciones Religiosas del Patriarcado de Moscú, expresó a Zenit que «es papel del Estado regular, de una u otra forma, los asuntos del país en materia religiosa».
«Sobre todo –mencionó– hay que tener cuidado con la entrada de misioneros de sectas que puedan llegar a ser, en un caso extremo, como la de Aum Shinrikyo (Verdad Suprema)», autora del atentado con gas sarín perpetrado en el metro de Tokio en 1995, que causó 12 muertos y 5.500 intoxicados.
Si bien es cierto que los rumores acerca de iniciativas de reforma al control de la actividad religiosa en Rusia no son nuevos, el presunto proyecto del Ministerio de Justicia tiene relevancia pues se da a sólo una semana de que el Departamento de Estado norteamericano publicara su informe sobre la situación de la libertad religiosa en el mundo.
En el reporte de los Estados Unidos, Rusia fue catalogada dentro del grupo de países que realizan una política con prejuicios ante los representantes de religiones que no son mayoritarias en el país.
La supuesta iniciativa es dada a conocer tras el temor del gobierno y la sociedad rusa de que puedan producirse los mismos disturbios de las últimas semanas acaecidos en Francia por motivos multirraciales y religiosos.