El moderador de la redacción de la «Declaración», el doctor Arcadi de Arquer, al hacerla pública, explicó que «estamos convencidos del significado y el valor de la vida humana, reconocida por la Tradición cristiana, y de los atentados contra ella que están creciendo en nuestro tiempo».

El objetivo de la declaración, aclaró, es «que el mensaje cristiano acerca del espeto a la vida humana y a su dignidad pueda ser difundido en la sociedad, sobretodo, entre los profesionales de la salud».

«Queremos contribuir, junto con todos los hombres de buena voluntad, a la extensión de una cultura de la vida en contraste con la cultura de la muerte», subrayó.

La Declaración Ecuménica puede resumirse en estos puntos:

1. Dios como Creador del Universo y Padre de la humanidad, base de la dignidad característica de todos los seres humanos.

2. El hombre es el sujeto, el centro y el fin de toda la actividad humana.

3. La vida humana en su dimensión física constituye un bien fundamental y primario para el hombre.

4. El ser humano debe tener reconocido el derecho más importante, el de la vida.

5. La salud constituye un bien que exige ser promovido y tutelado.

6. La enfermedad y el sufrimiento sólo pueden ser plenamente comprendidos a la luz del misterio pascual de Cristo.

7. La muerte es el último paso de la vida terrena y su límite natural.