PANAMÁ, jueves, 21 junio 2007 (ZENIT.org).- El crecimiento económico de los últimos años y el previsto para los siguientes debe traducirse en mejoras para la calidad de vida de todos en el país, o de lo contrario sería un «espejismo».
Monseñor José Dimas Cedeño, arzobispo de Panamá, hizo este análisis en su mensaje de la Cita Eucarística, reunión anual de la Iglesia católica en Panamá que llenó de feligreses el Gimnasio Roberto Durán el domingo 17 de junio.
Monseñor Cedeño reconoció el buen momento que vive el país, «se ve como que Panamá va creciendo, logrando un prestigio internacional», señaló, basándose en los recientes logros del país en la diplomacia internacional, como el puesto en el consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas y la celebración de la 37ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos en el país.
El arzobispo hizo un llamamiento para que los réditos del auge económico sirvan para «que los panameños salgamos de la pobreza», y pidió a las autoridades que el tema del transporte urbano, logre beneficios «a favor de los más pobres».
Por su parte, el secretario de comunicación del Estado, Erich Rodríguez Auerbach emitió el miércoles un comunicado, en donde expresa que la administración del presidente Martín Torrijos comparte las preocupaciones de monseñor José Dimas Cedeño y señaló que «el arzobispo nos ha pegado un jalón de orejas a todos los panameños por igual, especialmente a los que tienen mayor riqueza, mayor poder o influencia de marcar los destinos del país».
El pronunciamiento del arzobispo Cedeño fue calificado por el Gobierno como un profundo planteamiento, pero rechazaron enérgicamente a «aquellos que mezquinamente tratan de sacar ganancias politiqueras de sus palabras».
Si bien las indicaciones de Monseñor José Dimas Cedeño fueron aceptadas por el Gobierno, no ha sido así con la reacción de los dirigentes de oposición.
Las palabras del arzobispo fueron compartidas por el ex presidente Guillermo Endara Galimany, quien el pasado lunes 18 de junio, dijo que el pueblo tiene reclamos que hacer y la Iglesia, como madre y maestra, se está haciendo eco de eso, y sugirió a Torrijos que el presupuesto que tiene para viajar lo utilice en las familias de escasos recursos.