Dolor en Roma por el fallecimiento del arzobispo ortodoxo de Atenas

Representante vaticano reconoce su contribución a la unidad

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 28 enero 2008 (ZENIT.org).- La noticia del fallecimiento del arzobispo de Atenas, Su Beatitud Christodoulos, a los 69 años, primado de la Iglesia ortodoxa de Grecia, ha causado vivo dolor en la Santa Sede.

«Estamos profundamente entristecidos por la muerte del arzobispo Christodoulos, por quien hemos rezado mucho durante estos largos meses de enfermedad», revela en una declaración a Zenit el obispo Brian Farrell, L.C., secretario del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.

La Santa Sede estará presente con una delegación en sus funerales de Estado que tendrán lugar el 31 de enero, en la catedral de Atenas.

Monseñor Farrell explica que el arzobispo fallecido «ofreció personalmente una contribución significativa a la mejora de las relaciones entre la Iglesia de Grecia y la Iglesia católica».

En este contexto, según el representante vaticano, «el momento decisivo fue la visita de Juan Pablo II a Atenas, en el año 2001, cuando Christodoulos le dio la bienvenida a pesar de que se habían alzado voces en oposición a la visita del Papa a Grecia».

«Desde entonces se da un nuevo clima de colaboración entre nuestro Consejo Pontificio y la Iglesia de Grecia», informa el prelado.

En diciembre de 2006 el arzobispo Christodoulos, acompañado por metropolitas representantes del Santo Sínodo, devolvieron al papado esta visita, «pasando mucho tiempo en cordial conversación con el Papa Benedicto XVI».

«El calor de su personalidad y sus esfuerzos determinados por reforzar la presencia de la Iglesia en Europa nos permitió tener una relación personal cercana con él», reconoce monseñor Farrell.

El arzobispo falleció en la mañana de este lunes en Atenas, después de haber padecido desde hace tiempo un cáncer.

«Radio Vaticano» ha dado voz a la declaración de monseñor Franghískos Papamanólis, O.F.M. Cap., presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Grecia, quien explica que para algunos Christodoulos «era un conservador y tradicionalista, pero su tradición era la del Evangelio».

«Ahora esperamos con ansia lo que suscite el Espíritu para la continuación del camino ecuménico emprendido, en el que no hay marcha atrás. Las dificultades nos faltan, pero la esperanza no debe abandonarnos».

Por Jesús Colina

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ZENIT Staff

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