WASHINGTON, domingo, 7 marzo 2010 (ZENIT.org).- Después del devastador terremoto del 12 de enero en Haití, los obispos de Estados Unidos hicieron un llamamiento en favor de un trato preferencial comercial para el país caribeño, con una reconstrucción a largo plazo.
El obispo Howard Hubbard de Albany, Nueva York, presidente de la Comisión episcopal de Justicia y Paz Internacional, hizo esta petición en una carta que fue hecha pública este jueves.
La carta, con fecha 19 de febrero, fue enviada a los miembros de la Comisión de Finanzas del Senado y la Comisión de Relaciones Exteriores para expresar su apoyo a la “Ley de Renovada Esperanza en Haití”.
La ley, propuesta a principio de febrero por los senadores Ron Wyden y Bill Nelson, contempla medidas específicas para ayudar a Haití a reconstruir su industria textil, que constituía el 75% de lasportaciones del país antes del terremoto.
Tras el desastre, con el derrumbe de al menos una fábrica y la muerte de 500 trabajadores en su interior, la capacidad de la industria se ha reducido a la mitad.
El sector textil ha sido una fuente de crecimiento económico para el empobrecido país, en parte debido a leyes que permiten a Haití exportar bienes a Estados Unidos con mejores condiciones que otros países.
La ley propone renovar estas leyes, algunas de las cuales expiran en septiembre, que den a Haití una ventaja sobre otras contrapartes comerciales. Quienes están a favor afirman que aprobar la ley ahora renovará la confianza de los minoristas en los productores haitianos, ofreciéndoles a fin de cuentas un crecimiento de la economía del país a largo plazo.
El obispo Hubbard pidió a los senadores copatrocinar la ley “de manera que progrese rápidamente a través del proceso legislativo”.
“Mientras se tiene una visión integral de los que costará ayudar a Haití a recuperarse –reconoce–, la gente de Haití no puede esperar hasta que se desarrolle un plan estratégico global”.
El prelado añade: “Se podrían crear rápidamente miles de puestos de trabajo en Haití si se aprueba esta legislación. La ley representa un importante comienzo y una oportunidad de mejorar las vidas del pueblo haitiano”.
“Una parte críticamente importante de cualquier estrategia integral es la ampliación del trato preferencial comercial que benefició a Haití a través de Oportunidad Hemisférica Haitiana, mediante las Leyes de Impulso al Partenariado (HOPE I y HOPE II), que nuestra Conferencia apoyó con fuerza”, dijo.
El obispo reconoció que la “Ley de Renovada Esperanza para Haití” conseguirá esto también.
“Mientras bajo esta modesta legislación las fábricas haitianas están todavía limitadas en lo que pueden producir y exportar bajo el programa preferencial de Estados Unidos a prendas básicas que tienen escaso valor añadido –afirmó el obispo Hubbard–, ampliar el trato preferencial comercial existente ayudará a la economía haitiana a crear rápidamente puestos de trabajo urgentemente necesitados, y puede reducir la pobreza a largo plazo, así como animar a los exportadores a reconstruir más rápidamente”.
Señaló que después “será importante adoptar un trato preferencial más amplio para los bienes haitianos”.
El obispo urgió a los legisladores a responder a “la necesidad de una estrategia coherente a largo plazo para la recuperación, desarrollo y reducción de la pobreza en Haití”.
Les aseguró los esfuerzos de la Conferencia Episcopal y su organización humanitaria, Catholic Relief Services, en hacer “todo lo posible para actuar en solidaridad con el pueblo y la Iglesia en Haití mientras reconstruyen su país”.
Traducido del inglés por Nieves San Martín