El libro negro de la cristianofobia

Entrevista al autor, Renè Guitton

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ROMA, martes 16 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Han pasado más de 1977 años desde cuando un hombre que decía ser el hijo de Dios fue crucificado en Jerusalén.

En el curso de la historia sus seguidores, los cristianos, han sido a menudo perseguidos y masacrados.

Se creía que el avance de la civilización habría borrado los fenómenos de persecución religiosa, en cambio en inicio del tercer milenio son aún muchísimo los lugares donde la cristianofobia ofende, discrimina, mata.

En Nigeria, hace dos domingos, entre 200 y 500 cristianos habrían sido masacrados a golpes de machete por extremistas musulmanes.

En Oriente Medio, las crecientes persecuciones empujan a los cristianos a huir de las tierras donde nació el cristianismo.

En el Maghreb, en África subsahariana e incluso en Extremo Oriente son reducidos al silencio y asesinados a miles.

Los saqueos de iglesias y viviendas y la profanación de cementerios están a la orden del día, así como las crucifixiones, la quema de personas vivas, las mutilaciones, las decapitaciones a golpes de hacha.

Poco lejos de las fronteras de Europa se proclaman contra los cristianos fatāwā y condenas inexorables.

Todo esto sucede ante el silencio de la comunidad internacional, que se olvida de que “la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión” está sancionada por la Declaración Universal de los derechos del Hombre.

René Guitton, un incansable viajero entre Oriente y Occidente, que lucha desde siempre por el diálogo entre las culturas y las civilizaciones, contra el racismo y el antisemitismo, basándose en fuentes totalmente autorizadas, en una investigación meticulosa sobre el terreno y en los testimonios directos de los protagonistas – líderes políticos y religiosos, misioneros, agentes humanitarios, pero también gente corriente conocida en sus innumerables viajes –, ha escrito el libro Cristianofobia. La nueva persecución, publicado en Italia por Lindau.

En el volumen, Renè Guitton escribe: “También los judíos y los musulmanes son perseguidos, pero el reconocimiento de sus sufrimientos no puede suceder al precio de la negación de los de los cristianos. ¿Hay acaso víctimas buenas y víctimas malas, víctimas de las que se debe hablar y otras respecto a las que se debe callar?”.

“Nuestro silencio – subraya Guitton – recuerda otros silencios de siniestra memoria, y dentro de dos o tres décadas provocará quizás nuevos llamamientos avergonzados al arrepentimiento y declaraciones de lamento por no haber querido hacer aflorar una verdad que debía ser conocida por todos”.

El autor francés ha escrito y publicado diversos volúmenes, entre los cuales El príncipe de Dios. Tras las huellas de Abraham (editado en Italia en 2009), Abraham, le messager d’Haran, Si nous nous taisons… y Le martyre des moines de Tibhirine. Ganador de numerosos premios, es miembro del Comité de expertos en la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas.

ZENIT le ha entrevistado.

-Aunque este tercer milenio se presenta como el inicio de la era de los derechos humanos, es evidente que los cristianos del mundo son aún fuertemente perseguidos. ¿Puede decirnos en qué países sucede y por qué?

Guitton: Hay que distinguir entre los países en los que hay persecución sin violencia física, y los países donde se producen homicidios y masacres.

En Turquía, por ejemplo, la mención de la religión en el carnet de identidad es obligatoria (como también en Indonesia o en Egipto. Pero la profesión de fe cristiana en estos países de mayoría musulmana, crea muchísimos problemas de discriminación, incluyendo en el empleo, de modo que los cristianos de hecho son considerados como ciudadanos de segunda clase.

La situación de los cristianos es pésima también en los Territorios Palestinos, donde los cristianos autóctonos, naturales de la tierra donde nació Jesús, corren el riesgo de desaparecer.

En esta parte del mundo los cristianos son objeto de presiones, de intimidaciones y de amenazas, hasta el punto de que algunos fundamentalistas creen que Oriente debe ser musulmán y Occidente cristiano. Los cristianos de Palestina son obligados a abandonar la tierra de Cristo, a refugiarse en Occidente.

En Egipto, la persecución es aún más violenta. El país acoge a los Hermanos Musulmanes, que son la organización fundamentalista que precede a Al Qaeda. Los Hermanos Musulmanes son los extremistas islámicos de Egipto, sus posturas y sus actos de violencia se han demostrado ampliamente desde Gamal Abdel Nasser en los años cincuenta.

Son ellos los que están detrás del asesinato del presidente Anwar El Sadat, y en estos últims años han alcanzado un peso significativo en política a través de las elecciones. Por este motivo, el gobierno egipcio tiene dificultad en afrontar a las franjas extremistas. Esta actitud complaciente del gobierno corre el riesgo de envalentonar a las personas a realizar actos violentos contra los cristianos egipcios.

Es un hecho que los actos de violencia contra los cristianos egipcios son frecuentes. La policía, que está compuesta por musulmanes, no interviene adecuadamente y el gobierno no toma medidas reales para interrumpir el proceso de discriminación de los cristianos.

Sucede así que los cristianos son perseguidos y matados, las mujeres cristianas tienen que llevar el velo islámico para estar tranquilas, cuando no son obligadas a casarse con musulmanes, etc.

En Iraq, los cristianos iraquíes, que gozaban de una cierta protección, son ahora masacrados cada día, mientras que las fuerzas de seguridad no intervienen.

Este país está en plena emergencia, pero la defensa de los cristianos del Norte es considerada un problema secundario. Los cristianos son perseguidos, raptados, asesinados. El proyecto es claro, quieren echarles de Oriente, por cuanto que representan a los ojos de los extremistas los aliados de la América cristiana que ha hecho la “cruzada” en Iraq.

El escenario de los extremistas es siempre el mismo, un Oriente musulmán y un Occidente cristiano.

Análogamente, en Paquistán, donde una reciente ley contra la «blasfemia», autoriza cualquier violación de los derechos humanos.

En Argelia los motivos de los fundamentalistas son iguales que los de Egipto. El gobierno se dirige a los extremistas islámicos en el contexto de la política de reconciliación nacional tras la guerra civil que afectó al país entre 1993 y 2000.

Y con tal de acontentar a los partidos islámicos, el gobierno no reacciona ante las persecuciones anticristianas, e incluso va más allá.

En 2006 se aprobó una ley contra el proselitismo, que permite a los tribunales practicar todo tipo de injusticia. Aunque en este país las masacres de cristianos han cesado por el momento.

En el África sub-sahariana, Nigeria está constantemente en primera página por las masacres contra los cristianos. Ha habido iglesias quemadas mientras los fieles estaban reunidos para la misa.

También en el Sudán meridional tienen lugar crímenes contra los cristianos.

El objetivo de mi libro no es el de permitir el surgimiento de la islamofobia, sino el de defender los derechos humanos contra el terrorismo de cualquier procedencia.

En India, los cristianos son perseguidos por los hinduístas fundamentalistas.

Centenares de cristianos fueron asesinados en el Estado indio de Orissa, y la intervención de las autoridades fue débil e inadecuada. En Sri Lanka, los budistas están masacrando a los cristianos.

Es un dato de hecho que desde el 11 de septiembre de 2001, ha habido un aumento de actos anticristianos en el mundo. Los extremistas, fundamentalistas de todas las procedencias, han sido animados por lo que han vivido como una victoria contra Occidente, y por ello se sienten libres de presionar a sus gobiernos p
ara que no intervengan y dejen que la masacre y la persecución de las minorías cristianas continúe.

-Los países de mayoría musulmana, los regímenes ex comunistas, el fundamentalismo de otras religiones, los nuevos regímenes totalitarios… todos persiguen a los cristianos. ¿Por qué?

Guitton: Naturalmente los asesinatos y las masacres contra los cristianos son acontecimientos inaceptables. Las motivaciones de los anticristianos son un terreno fértil donde se difunden ideas falsas y peligrosas, sobre todo la de crear un Oriente musulmán y un Occidente cristiano. Se olvida de hecho que el cristianismo nació en Oriente y que los cristianos de Oriente son nativos de esos países en los que el cristianismo precedió al Islam más de siete siglos.

La cristianofobia nace de prejuicios basados en la ignorancia y lleva a persecuciones y masacres. Para contrarrestar estas tendencias extremas es necesario alimentar la educación y el diálogo, y utilizar la presión económica para poner fin a la violencia y a la discriminación.

Es paradójico, pero hay también una forma de cristianofobia también en los países donde se ha desarrollado la civilización cristiana. ¿Podría ponernos algunos ejemplos y explicarnos por qué sucede esto?

Guitton: La que viene conocida como «cristianofobia» en los países de civilización cristiana está condicionada por el concepto de laicismo occidental. 

La laicidad rectamente entendida no es la negación de la religión, al contrario, es la legitimación de la práctica de todas las religiones en el total alejamiento de cualquier implicación en el funcionamiento del Estado.

La perversión y el malentendimiento de este concepto de laicidad ha producido el “laicismo fundamentalista” que genera fenómenos de cristianofobia o formas similares de falta de respeto de las prácticas religiosas.

Al laicismo se añade el sentimiento de culpa de algunos países occidentales ex colonizadores como Italia, Francia, España, Portugal, Gran Bretaña y los Países Bajos.

En este contexto está también la presión por parte de algunos Estados africanos que piden el arrepentimiento y el resarcimiento de los países colonizadores. Argelia, por ejemplo, pretende denunciar al tribunal penal internacional de La Haya a los ex colonizadores por “crímenes contra la humanidad”. Estas acusaciones junto con los sentimientos de culpa son las razones que hacen silencioso al Occidente cristiano.

-¿Qué podemos hacer para defender el derecho a la libertad religiosa y cómo debe movilizarse la comunidad internacional para proteger a las víctimas y prevenir la difusión de formas de fundamentalismo y de otras formas de intolerancia religiosa?

Guitton: La solución justa es difícil de encontrar. La Unión Europea puede ejercer presiones políticas y económicas. Por ejemplo, Turquía quiere entrar en Europa, por tanto la UE en el ámbito de la armonización de las leyes, puede pedir que se elimine la obligación jurídica de Turquía de mencionar la pertenencia religiosa en los documentos de identidad.

A través de la UNESCO, se podría intervenir en los campos de la instrucción y de la asistencia, sbre todo en países pobres como Palestina, por ejemplo.

Se deberá intervenir también con ayudas económicas, como está sucediendo con el nuevo gobierno iraquí, o con el líder de Hamas en Gaza, que tienen una necesidad urgente de fondos para la reconstrucción.

Las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) pueden actuar discretamente y, naturalmente, la Santa Sede. Uno de los primeros objetivos es el de dar visados a los cristianos iraquíes que se refugian en Europa. Diversos países de la Unión Europea lo han hecho, pero los líderes cristianos que viven aún en Iraq sostienen que la concesión de los visados está en las manos de aquellos que quieren ver a los cristianos nativos dejar Oriente Medio.

“Ayudadnos a quedarnos, no a irnos”, gritan desesperados los cristianos iraquíes. Es importante tomar en consideración este llamamiento urgente, de lo contrario sucede como con los cristianos libaneses, a quienes no escuchamos lo suficiente durante las dos guerras del Líbano. Es necesario actuar, y actuar rápidamente.

-¿Cuáles son los motivos por los que ha escrito este libro y qué objetivos espera conseguir?

Guitton: Escribí este libro porque estoy conmovido por los testimonios que he recogido. Por mi trabajo de encuentros interreligiosos, seminarios, etc. viajo regularmente a África, Oriente Medio y Extremo Oriente, y he encontrado en el curso de los años una situación de creciente preocupación para los cristianos perseguidos.

La situación de discriminación se hace aún más odiosa por el silencio de Occidente.

Demasiado a menudo se hace callar a los medios de comunicación que denuncian estas injusticias, porque no está de moda hablar mal de aquellos que representan a la mayoría. Preferimos recordar los actos contra las minorías en nuestro país.

Es verdad que ningún acto de islamofobia o judeofobia es aceptable, pero es inaceptable discriminar a las víctimas. No puede haber víctimas de las que hablar mal y víctimas que deben callar.

Yo me rebelo por tanto contra todo acto de discriminación, y en particular contra los actos anticristianos.

El silencio puede ser culpable como otras veces se ha observado en Europa, sobre todo tras la conferencia de Münich de 1938.

[Por Antonio Gaspari, traducción del italiano por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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