NUEVA YORK, martes 30 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Monseñor Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, recibió una sincera aprobación de todas las personas que llenaban, de pie, la catedral de san Patricio el Domingo de Ramos, cuando defendió a Benedicto XVI de las “implacables insinuaciones” en los escándalos de abusos sexuales.
Al final de la larga Misa, el arzobispo pidió a los congregados un par de minutos de paciencia y entonces dijo que “la oscuridad de la Semana Santa está intensificada para los católicos este año”.
Y ello por una “marea de titulares sobre abusos a menores por parte de unos pocos sacerdotes, esta vez en Irlanda, Alemania y, por la repetición de una vieja historia, en Wisconsin”.
“Lo que hace más profunda ahora la tristeza son las insinuaciones sin tregua contra el propio Santo Padre, ya que algunas fuentes parecen ansiosas por implicar al hombre que, quizás más que ningún otro, ha sido el líder en purificación, reforma y renovación que la Iglesia tanto necesita”, dijo.
El arzobispo Dolan, de 60 años, indicó que la Misa Dominical no es “casi nunca el lugar para documentar la falta de precisión, el sesgo y la hipérbole de calumnias como ésas”, pero es “el momento, para los católicos, de rezar por Benedicto, nuestro Papa”.
Los fieles reunidos respondieron a las palabras del arzobispo con un aplauso que duró veinte segundos, según informó Associated Press.
El arzobispo Dolan destacó que Benedicto XVI está sufriendo “algunas de las mismas acusaciones injustas, gritos de la multitud y azotes en la columna que recibió Jesús”.
“No ha habido nadie más vigoroso en la limpieza de la Iglesia de los efectos de este repugnante pecado que el hombre que ahora llamamos Papa Benedicto XVI”, afirmó.
Y aseguró que el “espectacular progreso” realizado por la Iglesia en los Estados Unidos “nunca podría haber sucedido sin la insistencia y el apoyo del hombre que ahora está siendo coronado diariamente con espinas por insinuaciones infundadas”.
El prelado continuó preguntando: “¿Necesitan la Iglesia y su pastor, el Papa Benedicto XVI, un intenso escrutinio y crítica por los trágicos horrores del pasado?”
Y respondió: “¡Sí! Él mismo lo ha pedido, alentando una completa honestidad, y al mismo tiempo expresando contrición, e instando a una limpieza a fondo”.
“Lo único que pedimos es que sea justo, y que la Iglesia católica no sea distinguida por un horror que ha azotado a toda cultura, religión, organización, institución, escuela, agencia y familia en el mundo”, continuó.
“La Eucaristía es la comida dominical de la familia espiritual que llamamos Iglesia -añadió-. En la comida del domingo compartimos tanto alegrías como tristezas”.
Y concluyó: “El padre de nuestra familia, “il papa”, necesita nuestro amor, apoyo y oraciones”.