Por Emile Ameen

EL CAIRO, martes 8 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Recientemente El Cairo vive un tiempo difícil y probablemente peligroso, especialmente desde que el pasado 25 de enero comenzaran las manifestaciones de jóvenes egipcios que exigían un cambio inmediato. Estas manifestaciones fueron definidas como actividades “no destructivas”, según el vicepresidente de la República, Omar Suleiman.

Sin embargo, la situación fue evolucionando rápidamente, y todo el mundo esperaba alcanzar un consenso nacional para que se restaurase la paz en la sociedad egipcia, pudiendo darse un escenario real de reforma y cambios.

En esta situación, ZENIT se reunió en El Cairo con el doctor Hala Mustafá, editor de Democracy, revista publicada por la Al Ahram Foundation, experto en asuntos políticos y estratégicos, para que hiciera un análisis de la situación.

- ¿Cómo explicaría la actual situación de Egipto desde el 25 de enero hasta ahora?

Hala Mustafá: De una forma general, tanto si se está a favor del régimen o en contra, yo creo que el período del antiguo régimen ha terminado. De hecho, lo que sucede ahora es que gente poderosa que prevaleció en el régimen y controló la situación durante los últimos diez años está intentando quedarse en el poder. Centrarse en si el presidente se queda en el poder o se va, no cambia muchos lo sucedido porque aunque el presidente se vaya ahora o dentro de unos meses, hay ahora nuevas realidades, y el nuevo Egipto está renaciendo desde el vientre que supone la plaza de la liberación.

- ¿Está preocupado por el futuro de Egipto, especialmente si la escena se oscurece de alguna manera?

Hala Mustafá: Aunque nada está claro ahora, y nadie puede determinar cuando será el final, el Estado egipcio, como dijo el vicepresidente de la República, sigue siendo fuerte. Las instituciones son fuertes, en especial el ejército que ha actuado como una válvula de seguridad en esta crisis. Yo creo que el vicepresidente, que es el actual presidente ahora, puede conducir el actual periodo político a un periodo de transición que sea heraldo de un nuevo nacimiento para Egipto y los egipcios.

- En su opinión, ¿quién está detrás de este arrebato o revolución? ¿Es la juventud no politizada, los Hermanos Musulmanes, u otros partidos?

Hala Mustafá: Yo creo que es la juventud sin afiliaciones políticas la que está detrás de ésto. Las personas que han seguido los sucesos egipcios durante los últimos dos o tres años, han podido comprobar la existencia de nuevos movimientos entre los jóvenes. El más importante de estos es el movimiento de cambio influenciado por Mohamed El Baradai. Esto no significa que los Hermanos Musulmanes u otros partidos no hayan participado, pero se han unido a los jóvenes más tarde, y no son los que lideran este proceso que está invitando al cambio y a la reforma.

- ¿Cuál es su propia lectura de la actitud americana que parece contradictoria con respecto al futuro del presidente Mubarak y su régimen?

Hala Mustafá: Creo que los Estados Unidos de América no están satisfechos con la situación política en Egipto. El régimen creyó que esta petición de reforma y democratización es una exigencia relacionada sólo con la administración del ex presidente George Bush. No se dieron cuenta de que existían otras fuerzas americanas que no estaban contentas con la situación en Egipto como las organizaciones de derechos humanos, la opinión general y el ministro de asuntos Exteriores. Algunas voces decían que el régimen egipcio debía permanecer estable de manera que no se alterase la estabilidad de la región, ya que este régimen es el único que mantiene Camp David con Israel desde hace tres décadas, y lo que es interesante para Israel es interesante para los Estados Unidos de América. Ahora se han dado cuenta de que sucede algo que no esperaban.

- Muchos liberales egipcios y coptos tienen miedo de que estos sucesos se conviertan en la oportunidad de que los islamistas resurjan y por lo tanto también su sufrimiento, ¿son reales estos miedos?

Hala Mustafá: No creo que Egipto esté al borde de ser un Irán. La credibilidad de esta afirmación se puede asegurar dada la apariencia física de los jóvenes, hombres y mujeres que participan en el movimiento. No son un grupo de hombres con barba, sino que son una combinación de diferentes partidos y categorías, de gente que viste ropa moderna, de mujeres jóvenes emancipadas. Es algo obvio por sus ropas. Pero los Hermanos Musulmanes están sin duda intentando coger un trozo de la tarta participando en estos sucesos, pero ni pueden pretender ser el padre legítimo de lo que ha sucedido ni monopolizar los éxitos.

Por Emile Ameen. Traducción del inglés por Carmen Álvarez