BOLONIA, miércoles 16 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Los ateos, sean conscientes o no, dejan también en su vida lugar a Dios, según se discutió en el primer encuentro celebrado por el Atrio de los Gentiles, un espacio (no físico) de diálogo entre creyentes y no creyentes, promovido por el Consejo Pontificio de la Cultura, por sugerencia de Benedicto XVI.

Ante las 1.500 personas que llenaban el aula magna de la Universidad de Bolonia, el 12 de febrero, tomaron la palabra pensadores que se consideran ateos o creyentes, en un diálogo presidido por el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura y por Ivano Dionigi, rector de esa institución universitaria, la más antigua del mundo en funcionamiento ininterrumpido.

"Yo pienso que hablar del hombre equivale ante todo a hablar de Dios, y hablar de Dios equivale ante todo a hablar del hombre", aseguró Dionigi en su intervención (Cf. ZENIT, 16 de febrero de 2011).

"Ser hombres de verdad significa plantearse cuestiones últimas e interpretar la vida como un continuo interrogante y búsqueda de esa verdad que nunca es cómoda ni consoladora", añadió el rector.

Entre los que tomaron la palabra el antiguo alcalde de Venecia, Massimo Cacciari, profesor de Estética en la Universidad de esa ciudad, afrontó la cuestión del "Ateísmo en la cristiandad".

Dios en el ateísmo

El cardenal Ravasi, en su intervención, dio la vuelta a los términos del filósofo veneciano para hablar de "Dios en el ateísmo" o de lo que podría definirse como la espiritualidad del ateo (Cf. ZENIT, 16 de febrero de 2011).

Y para hacer esta reflexión se sirvió del pensamiento de Emil Cioran (1911-1995), escritor y filósofo rumano, quien vivió la mayor parte de su vida en París: se consideraba de la "raza de los ateos", y sin embargo, "vivió con el ansia insomne del seguimiento del misterio divino". Constató el purpurado italiano.

"Siempre he dado vueltas alrededor de Dios como un delator: al no ser capaz de invocarle, le he espiado", decía.

Cioran se reconocía como ateo y agnóstico y sin embargo llegó a sugerir a los teólogos un particular camino "estético" para demostrar la existencia de Dios. Escribía: "Cuando escucháis a Bach, veis nacer a Dios... Después de un oratorio, una cantata, o una Pasión, Dios debe existir... ¡Y pensar que tantos teólogos y filósofos han derrochado noches y días buscando pruebas de la existencia de Dios, olvidando la única!".

Para el escritor, "el hombre hace que pierdas toda fe, es una especie de demostración de la no existencia de Dios". "Pero, por suerte, y esta es la gran contradicción, también existe, como antes decíamos, Bach...", concluyó el cardenal Ravasi.

La doctora Gaia Zanini, asistente del Atrio de los Gentiles, en declaraciones a ZENIT explica el espíritu de esta iniciativa aclarando que "hoy más que nunca la Iglesia se siente llamada a una dimensión de confrontación, de apertura, de continua revitalización de sus fundamentos, precisamente a través de ese recurso inagotable que es el diálogo".

Y para que el diálogo sea fecundo, añade Zanini, no hace falta sólo encontrar el lenguaje adaptado, y la profundidad propia de los argumentos, sino también la "fidelidad a las propias posiciones, la continuidad y la renovación".

El próximo encuentro del Atrio de los Gentiles se celebrará el 24 y 25 de marzo en París, con debates en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Universidad de la Sorbona, el Instituto de Francia, y el Colegio de los Bernardinos. Concluirá ese encuentro con una velada de fiesta abierta a todos, en particular a los jóvenes, sobre el "Atrio del Desconocido", que tendrá lugar en el atrio de la catedral de Notre Dame de París (Cf. 26 de enero de 2011).

Por Jesús Colina