El rector del Seminario Pontificio Lombardo salvó a 65 judíos en 1943

Medalla de los Justos a título póstumo para monseñor Francesco Bertoglio

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ROMA, jueves 23 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Son ya cerca de 480 italianos a los que el Estado de Israel ha condecorado con la medalla de Justos entre las Naciones.

Se trata de personas que sin ventaja material alguna arriesgaron la vida para salvar judíos de la furia persecutoria de los nazis.

Entre estos está también monseñor Francesco Bertoglio, que por sí solo salvó de la deportación y del Holocausto, al menos 65 judíos.

Como recoge fielmente el sitio de la Embajada de Israel a Roma (http://roma.mfa.gov.il/mfm/web/main/Print.asp?DocumentID=197055), el lunes 23 de mayo de 2011, en Magenta (MI), en la Casa Giacobbe, la consejera para Asuntos Públicos y Políticos de la Embajada de Israel, Livia Link, entregó la medalla y el certificado de la condecoración de “Justos entre las Naciones” a la memoria de monseñor Francesco Bertoglio.

La medalla y el certificado fueron entregado a Antonio Oldani, párroco de Cerro Maggiore y sobrino nieto de monseñor Bertoglio, con una ceremonia que tuvo lugar en presencia del presidente del Consejo Provincial de Milán, Bruno Dapei y del alcalde de Magenta, Luca Del Gobbo.

Estaban presentes también Angelo Perugia, uno de los judíos salvados por monseñor Bertoglio, y Aldo Astrologo, hijo de Giovanni, otro de los judíos salvados. A la ceremonia asistieron también algunas clases de los institutos escolares de Magenta, acompañados por sus profesores.

El que narró el heroísmo desconocido de monseñor Bertoglio fue Lionello Tagliaferri, en el libro Il Papa lo vuole… (“El Papa lo quiere…”, n.d.t.).

Tagliaferri llevó a cabo una investigación sobre los diarios de monseñor Bertoglio y sobre los documentos guardados en el Pontificio Seminario Lombardo.

Con el material que encontró, Tagliaferri publicó en marzo de 2010 el volumen Il papa vuole che teniamo questa gente. Le direttive di Pio XII e gli ebrei romani salvati dal Pontificio Seminario Lombardo (“El Papa quiere que tengamos a esta gente. Las directivas de Pío XII y los judíos romanos salvados por el Pontificio Seminario Lombardo”), y buscó testigos, hijos y parientes de los salvados.

Como recogió también un artículo de L’Osservatore Romano publicado el 24 de marzo de 2011 con el título Un Giusto nel segno di Pio XII. Ricostruita la vicenda di monsignor Francesco Bertoglio che durante la guerra aiutò oltre cento perseguitati (Un Justo en el signo de Pío XII. Reconstruido el caso de monseñor Francesco Bertoglio, que durante la guerra ayudó a más de cien perseguidos) el entonces Rector del Pontificio Seminario Lombardo siguió las directrices de Pío XII para salvar a todos los perseguidos, es decir, judíos, desertores, ex soldados y oficiales, antinazis.

Monseñor Bertoglio conocía bien las disposiciones del Pontífice también porque era muy amigo de monseñor Giovanni Battista Montini, del que había sido compañero de estudios en aquel seminario.

Monseñor Montini era entonces sustituto de la Secretaría de Estado y coordinaba las actividades de asistencia a los perseguidos escondidos en los conventos, en las parroquias, en los institutos escolares eclesiásticos.

Durante la investigación, Tagliaferri se encontró con Angelo Perugia, uno de los judíos salvados por monseñor Bertoglio, y Aldo Astrologo, hijo de Giovanni, también él salvado por el rector del Seminario.

Los dos confirmaron lo escrito en los documentos y enviaron la petición de la medalla de los Justos al Yad Vashem en Israel.

Ya discriminados por las leyes raciales, en octubre de 1943, Giovanni Astrologo y Angelo Perugia, intentaron huir de los nazis que los buscaban para deportarlos a Auschwitz.

Gracias a la ayuda y la acogida del rector, monseñor Francesco Bertoglio, los dos, junto con muchos otros judíos y refugiados políticos, se escondieron en el Pontificio Seminario Lombardo.

A pesar del intento de impedir que los nazis violasen la extraterritorialidad, en la noche del 21 de diciembre de 1943 los sicarios de la banda Koch irrumpieron en el edificio del pontificio seminario lombardo, en busca de los judíos y los militares italianos que se habían escondido allí después del 16 de octubre.

Giovanni Astrologo consiguió salvarse sólo porque monseñor Bertoglio se colocó físicamente entre él y los soldados armados, dando así tiempo a Giovanni de huir.

Angelo Perugia, que ahora tiene 84 años, contó: “Las monjas me dieron a mí, a mi cuñado y a mi primo un traje de sacerdote y un Evangelio. Pensad que yo estaba delgadísimo y que la sotana me estaba enorme. Tenía las pantuflas en los pies, y sin embargo, llenos de desesperación, pasamos ante los alemanes que patrullaban la plaza de Santa María la Mayor y tomamos corriendo un tranvía que pasaba delante. Instantes que aún ahora sueño, de noche”.

Monseñor Bertoglio había empezado a esconder judíos en el Seminario ya en septiembre de 1943. La primera en ser acogida fue la familia Mieli. También el conde Giuseppe Dalla Torre, director de L’Osservatore Romano, envió donde monseñor Bertoglio a un joven judío en busca de asilo. Se trataba precisamente de Giovanni Astrologo, que se presentó en el seminario con su padre y cuatro tíos.

Entre noviembre y diciembre, los huéspedes eran 110 y habían superado el límite de la capacidad.

Fue así como el Rector, por seguridad, empezó a dispersar a estas personas en otros institutos religiosos.

La obra de protección, moviendo a los refugiados a conventos diferentes, se hizo aún más urgente inmediatamente después de la irrupción de los nazis en el Seminario.

Monseñor Bertoglio los salvó a todos, a excepción de Enrico Ravenna, que fue capturado y muerto en Auschwitz el 8 de agosto de 1944. No haber conseguido salvar a Enrico Ravenna fue el mayor tormento en la vida de monseñor Bertoglio.

Por Antonio Gaspari

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ZENIT Staff

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