La manifestación silenciosa comenzó en la plaza de Santa María en Transtíber y, tras pasar por la Isla Tiberina, desembocó en el pórtico de Octavia, en el corazón del antiguo barrio judío.
El acontecimiento quería recordar aquella trágica noche de hace 57 años en la que una operación de las SS terminó con la captura y deportación de 1022 judíos romanos en el campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau. Tan sólo 16 hombres y una mujer, de los 1022, regresaron a Italia al final de la segunda guerra mundial.
En la ceremonia que acompañó la manifestación tomaron la palabra el rabino jefe de Roma, Elio Toaff, el profesor Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, así como otros prelados de la Iglesia católica y el presidente de la comunidad judía de Roma, Leone Paserman.