CIUDAD DEL VATICANO, viernes 1 de julio de 2011 (ZENIT.org).- “Un largo e importante camino lleno de alegrías, dificultades, compromisos, satisfacciones, y de gracia”. Así define el Papa Benedicto XVI los 150 años de vida de L’Osservatore Romano, en un Mensaje que envió al director del periódico, Giovanni María Vian, por el aniversario de su fundación.
La celebración supone, explicó, “antes que nada, un motivo de agradecimiento a Dios pro universis beneficiis suis, es decir, por todo aquello que su Providencia ha dispuesto en este siglo y medio, durante el que el mundo ha cambiado profundamente, y por lo que dispone en la actualidad, cuando los cambios son continuos y cada vez más rápidos, sobre todo en el ámbito de la comunicación y de la información”.
Al mismo tiempo, ofrece también “la ocasión para algunas reflexiones sobre la historia y la función de este periódico, llamado habitualmente ‘el periódico del Papa’”.
El Papa recordó que L’Osservatore Romano tuvo su origen “en un contexto difícil y decisivo para el Papado, con la conciencia y la voluntad de defender y apoyar las razones de la Sede Apostólica, que parecía puesta en peligro por fuerzas hostiles”.
Fundado por iniciativa privada con el apoyo del Gobierno pontificio, este periódico se definió como “político religioso”, proponiéndose como objetivo “la defensa del principio de justicia, en la convicción, basada en la palabra de Cristo, de que el mal no tendrá la última palabra”.
Este objetivo y esta convicción se expresan con dos conocidos refranes latinos: Unicuique suum y, sobre todo, Non praevalebunt.
Quince años después del final del poder temporal en 1870, la Santa Sede decidió comprar la propiedad del periódico, y el control directo por parte de la autoridad pontificia aumentó el prestigio y la autoridad del periódico, “que creció más adelante, sobre todo en la línea de imparcialidad y de valentía mantenida frente a las tragedias y los horrores que marcaron la primera mitad del siglo XX”.
Se sucedieron entonces “eventos trágicos”, reconoció el Pontífice: “el primer conflicto mundial, que devastó Europa cambiándole el rostro; la afirmación de los totalitarismos, con ideologías nefastas que negaron la verdad y oprimieron al hombre; finalmente los horrores de la shoah y de la II Guerra Mundial”.
“En aquellos años tremendos, y después durante el periodo de la guerra fría y de la persecución anticristiana realizada por los regímenes comunistas de muchos países, a pesar de la carencia de medios y de las fuerzas, el periódico de la Santa Sede supo informar con honestidad y libertad, apoyando la obra valiente de Benedicto XV, de Pío XI y de Pío XII, en defensa de la verdad y de la justicia, único fundamento de la paz”.
En la segunda mitad del siglo XX, el periódico comenzó a circular por todo el mundo a través de una corona de ediciones periódicas en distintas lenguas, impresas no sólo en el Vaticano: actualmente hay ocho, entre las que, desde 2008, también está la versión en malaya publicada en la India, la primera en caracteres no latinos.
Siempre desde 2008, “en un tiempo difícil para los medios de comunicación tradicionales, la difusión se apoyó en la combinación con otros diarios en España, Italia, Portugal y ahora en una presencia en Internet cada vez más eficaz”.
El Pontífice definió L’Osservatore Romano como un “Periódico ‘singularísimo’ por sus características únicas”.
Indicó que en este siglo y medio “antes que nada, ha dado cuenta del servicio dedicado a la verdad y a la comunión católica por parte de la Sede del Sucesor de Pedro”, sin olvidarse nunca de “hacer presente también la obra y la situación de las comunidades católicas en el mundo, que a veces viven condiciones dramáticas”.
“En este tiempo -marcado a menudo por la falta de puntos de referencia y de la eliminación de Dios del horizonte de muchas sociedades, también de antigua tradición cristiana- el diario de la Santa Sede se presenta como un ‘periódico de ideas’, como un órgano de formación y no sólo de información”, señaló el Pontífice.
Por eso, exhortó a “mantener fielmente la tarea desarrollada en este siglo y medio, con atención también al Oriente cristiano, al irreversible compromiso ecuménico de las distintas Iglesias y Comunidades eclesiales, a la búsqueda constante de amistad y de colaboración con el Judaísmo y con las demás religiones, al debate y confrontación cultural, a las voces de las mujeres, a los temas bioéticos que plantean cuestiones decisivas para todos”.
“Continuando la apertura a nuevas firmas -entre las que destacar a un número creciente de colaboradoras- y acentuando la dimensión y la característica internacional presente desde el origen del periódico, después de 150 años de una historia de la que puede estar orgulloso, L’Osservatore Romano sabe expresar la cordial amistad de la Santa Sede por la humanidad de nuestro tiempo, en defensa de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios y redimida por Cristo”, concluyó.
Puede leerse el mensaje del Santo Padre con motivo de los 150 años de “L’Osservatore Romano” ZENIT, 30 de junio de 2011.