«El amor de san Valentín se parece más a la sal que da su sabor a toda una vida que al chocolate, que satisface un instante y después desaparece», declaró monseñor Vincenzo Paglia, al celebrar la «Fiesta de la Promesa».
En la basílica que contiene los restos del obispo fallecido en torno al año 268, patrono de los enamorados, el prelado recibió la promesa de más de 180 parejas de novios de toda Italia y de algún otro países que se prometieron fidelidad en el amor.
«Todos sabemos hasta qué punto el testimonio de san Valentín está diluido hoy por un sentimentalismo vacío» añadió el obispo de Terni, localidad situada a unos cien kilómetros de Roma.