ROMA, miércoles, 23 noviembre 2005 (ZENIT.org).- La Comunidad de San Egidio está preparando una gran movilización para abolir la pena de muerte, considerada como «inmoral y inútil» según ha explicado el responsable de este movimiento eclesial, Mario Marizziti.
Marazziti presentó este miércoles, en la sede de la comunidad, los actos en los que se unirán trescientas ciudades de todo el mundo con Roma en defensa del carácter inviolable de la vida humana.
Según el exponente de la Comunidad de San Egidio, será «la movilización internacional más grande que se ha realizado hasta ahora para detener en el mundo las ejecuciones capitales».
En particular, «estamos trabajando para acompañar a los países africanos a que renuncien a la pena capital y hacer que África sea el segundo continente, después de Europa, en haber abolido la pena», explicó el responsable de la Comunidad de San Egidio, creada en Roma en 1968 por el historiador Andrea Riccardi.
«Consideramos que la pena de muerte es la gran derrotada en la cultura de la vida», ha afirmado Marazziti.
Para el 30 de noviembre está fijada en Virginia (Estados Unidos) la ejecución número mil desde que esta práctica fue reanudada en 1977, «una rémora atroz del pasado, como lo eran la esclavitud y la tortura», afirmó el portavoz de San Egidio.
Entre los actos de la movilización, está previsto un encuentro sobre derechos humanos y África en el que participarán catorce ministros de justicia de países africanos, el 28 de noviembre, en el Auditorium de Roma. La mayoría de ellos pertenecen a países que no han abolido todavía la pena capital.
En el mismo Auditorium de Roma tendrán lugar el 30 de noviembre otros actos en colaboración con la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte. Habrá conexiones, entre otros, con sor Helen Préjean (la religiosa que inspiró la película «Death Man Walking», la abogada y comisario para los Derechos Humanos Vera Chirwa de Malawi y condenados inocentes al brazo de la muerte. También hablará el premio Nobel para la Paz de 1984 Desmund Tutu.
Las ciudades que se han adherido a la Jornada Internacional «Ciudades para la Vida, ciudades contra la pena de muerte» iluminarán esa noche algunos de sus monumentos simbólicos para decir «no» a la pena de muerte.
La fecha del 30 de noviembre se decidió porque recuerda la primera abolición por parte de un Estado soberano de la pena de muerte, que tuvo lugar en el Granducado de Toscana el 30 de noviembre de 1786.
México y Chile han querido adherirse a la iniciativa, pero no como ciudades sino como países, ha revelado Marazziti a la prensa.
Actualmente hay 125 países abolicionistas en el mundo; otros 57 mantienen todavía la pena capital y 44 son abolicionistas de hecho, aunque mantienen la pena en el sistema jurídico. Liberia se ha convertido, este año, en el último país en abolir la pena de muerte.