LONDRES, 10 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- Un arzobispo británico ha denunciado intereses escondidos detrás de la propuesta que permitirían en el Reino Unido los suicidios médicamente asistidos.
Este miércoles se aprobó la Cámara de los Lores un proyecto que prevé autorizar a los médicos del Reino Unido la asistencia con fármacos letales en la muerte de enfermos terminales que quieran quitarse la vida.
«Nadie debería hacerse ilusiones sobre lo que está detrás de este último proyecto de ley propuesto por el Lord Joffe», ha afirmado el arzobispo Peter Smith, presidente del Departamento para la Responsabilidad y la Ciudadanía Cristiana de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales.
«Es el primer paso de una campaña concertada para legalizar la eutanasia», afirmó en una declaración de este miércoles.
«Una ley que permite a los médicos ayudar a los pacientes a matarse no está muy lejos de una ley que permite a los médicos matar a los pacientes», aclara.
«Habrá muchas personas, de todo credo o de ninguno, que reaccionarán con escepticismo ante la idea de que nuestra sociedad legalice el asesinato en el Servicio Nacional de Salud, tanto en el caso de que la muerte sea autoprovocada como en el caso de que sea provocada por un médico», observó el arzobispo Smith.
«No hay duda del impacto que una ley de este tipo tendría sobre personas ancianas y enfermas, en un momento de creciente presión financiera sobre los fondos sanitarios», denunció monseñor Smitch, arzobispo de Cardiff (País de Gales),
«Lo que necesitamos es una mayor asistencia y tratamientos paliativos. Los enfermos terminales tienen necesidad de ser asistidos adecuadamente, con la conciencia de que sus vidas tienen un valor y de que la sociedad no quiere acabar con ellos. Tienen necesidad de asistencia, no de ser eliminados», subraya.
A las críticas contra la propuesta legislativa de «suicidio asistido» se ha sumido el primado de la Comunión anglicana, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, quien ha recordado que «Dios es el único que puede decidir por la vida y muerte de las personas».