SEÚL, 7 noviembre 2002 (ZENIT.org).- El obispo coreano de Incheon ha hecho un llamamiento a los sacerdotes para que afronten con mayor vigor el problema del aborto en Corea del Sur.
En una reciente carta pastoral, monseñor Boniface Choi Ki-san exhorta a los presbíteros del país a adoptar posturas más claras contra el aborto. «Si los pastores mantienen silencio sobre este problema, la cultura de la muerte endurecerá cada vez más la conciencia de los católicos», recoge Radio Vaticana .
Además el prelado pide a los párrocos más valentía cuando se trate de reconvenir a los fieles que hayan optado por abortar. «El aborto es un homicidio mucho más grave porque mata a un niño inocente que no puede defenderse en el seno materno, el lugar más seguro del mundo», recuerda en la carta.
La pastoral cita los números al respecto en Corea del Sur: 1.800.000 abortos sobre los 600.000 nacimientos al año, cifra veinte veces superior a la de Alemania u once veces mayor que la de Italia.
Este es el contexto en el que el obispo de Incheon invita a los sacerdotes a formar mejor a los fieles sobre las enseñanzas de la Iglesia en la materia, a estudiar medidas preventivas y a ofrecer asistencia pastoral a quien haya recurrido al aborto.
Precisamente en este frente la preparación de los párrocos coreanos es a menudo inadecuada, como explicó a la agencia UCAN la directora de la Oficina para la pastoral familiar de la diócesis de Incheon, Anna Jang Eun-ja: «Muchos sacerdotes no hablan abiertamente de sexualidad porque lo consideran un tabú».
Dicha oficina está adoptando medidas para superar esta mentalidad y promover en la diócesis programas de educación sobre los métodos naturales de regulación de la natalidad.
