Benedicto XVI reza ante la tumba de Juan Pablo II

En el día de los Fieles Difuntos

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CIUDAD DEL VATICANO, 2 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI visitó en la tarde de este miércoles, día de los Fieles Difuntos, la tumba de Juan Pablo II, en las Grutas Vaticanas.
El mismo Papa había manifestado este martes, durante el saludo a los peregrinos con motivo de la oración mariana del Ángelus, su deseo de unirse a la tradición cristiana de visitar el cementerio para rezar por sus difuntos.

Su intención ha sido la de recogerse «en oración en las Grutas Vaticanas ante las tumbas de los Papas, que coronan el sepulcro del apóstol Pedro, y recordar en particular al querido Juan Pablo II».

Para Benedicto XVI este gesto es una «oportunidad para pensar sin temor en el misterio de la muerte y cultivar esa incesante vigilancia que nos prepara para afrontarlo con serenidad».

La visita del pontífice a la tumba de Karol Wojtyla, según informó la Oficina de Información de la Santa Sede tuvo lugar a las 18,00 y tenía carácter «privado».
Desde su muerte, el 2 de abril, a la tumba de Juan Pablo II siguen afluyendo ríos de peregrinos. Según cálculos de agencias de noticias, unas 20.000 personas la visitan cada día.

Sus restos descansan en la cripta de la Basílica de San Pedro del Vaticano, conocida como las «grutas vaticanas», donde hasta el momento de su beatificación se encontraba el beato Papa Juan XXIII.

La tumba de Karol Wojtyla refleja una profunda continuidad con la de Pablo VI, pues ambas se caracterizan por la sencillez que exigieron en sus testamentos. Ambos están enterrados en la tierra (no en un sarcófago).

La diferencia está sobre todo en el color, pues la lápida de mármol que cubre la tumba de Pablo VI es más oscura que la de Juan Pablo II, de mármol blanco con vetas grises.

La tumba del primer papa polaco de la historia lleva su nombre en latín en letras doradas, «Ioannes Paulus PP II», y debajo la fecha de la elección como obispo de Roma, 16.X.1978, y la de su fallecimiento, 2.IV.2005.

Más abajo se puede ver el anagrama de Cristo con una «P» sobre una «X». La pequeña cripta está adornada con un bajorrelieve en el que se representa a la Virgen con el Niño Jesús.

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ZENIT Staff

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