China: 7 mil fieles en el funeral del obispo Chang, pese a la intimidación de las autoridades

Último homenaje de católicos «oficiales» y «clandestinos» al prelado perseguido

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HANYANG, lunes, 17 octubre 2005 (ZENIT.org).- Si bien las autoridades locales mostraron aceptación de los funerales públicos del obispo católico (de la Iglesia «clandestina») de Hanyang (provincial de Hubei, China centro-oriental) Peter Chang (Zhang) Bai Ren –fallecido el 12 de octubre a los 90 años–, antes difundieron órdenes secretas para prohibir la participación en la ceremonia.

Así lo ha denunciado la agencia «AsiaNews» –dirigida por el padre Bernardo Cervellera, especialista en el mundo chino—, relatando cómo se desarrollaron los funerales del sábado por el prelado.

En China el gobierno permite la práctica religiosa sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de Asuntos Religiosos y bajo el control de la «Asociación Patriótica». De ahí la diferencia que establecen entre una Iglesia «oficial» y los fieles que tratan de salirse del citado control para ponerse en obediencia directa del Papa formando la Iglesia «clandestina».

Al obispo Chang su lealtad al Papa le había costado 24 años de prisión y campo de trabajo forzado entre 1955 y 1979, así como vigilancia y detenciones el resto de su vida, tras su consagración episcopal en 1986.

Un día después de la muerte del prelado «clandestino» de Hanyang, el sacerdote más anciano de los cuatro presentes en la diócesis –el padre Chen– recibió una visita de representantes del gobierno (Cf. Zenit, 14 octubre 2005) en la que mostraron su aceptación de los funerales públicos del obispo –a quien en cualquier caso no le habían reconocido como tal– .

Pero según fuentes de la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME), antes de aquella visita el gobierno de Hubei había contactado con todas las diócesis y parroquias de la provincia para advertir de que estaba prohibido participar en los funerales por el obispo Chang.

Fue después de esta campaña de intimidación cuando los representantes de la Oficina local de Asuntos Religiosos se acercaron a Zhangjiatai –de donde era originario el prelado fallecido— para acordar los funerales públicos.

Los fieles de Hanyang se sienten «engañados» por el gobierno y sus maniobras «para salvar la cara» ante la opinión pública internacional, refirieron fuentes de «Asianews».

A pesar de lo ocurrido, al menos 7 mil personas de la Iglesia «oficial» y «clandestina» acudieron el sábado a Zhangjiatai para rendir su último homenaje «con gran emoción» al obispo, fallecido con fama de santidad.

Presididos por el padre Chen, los funerales duraron de 9.00 a 16.00 horas. Concelebraron 15 sacerdotes, entre ellos algunos de la Iglesia «oficial» que llegaron a ser sacerdotes precisamente gracias a monseñor Chang.

Siguiendo las leyes locales, los restos del prelado fueron incinerados. La urna con sus cenizas se conserva bajo el altar de la iglesia de Zhangjiatai.

El gobierno local prohibió utilizar durante la ceremonia el título de «obispo»; sólo se le concedía el de «sacerdote» o «anciano señor». «Los responsables de la diócesis, en cambio, no se plegaron a las amenazas y en una pancarta escribieron: “Monseñor Peter Zhang Bairen, obispo no oficial de la diócesis de Hanyang”», detalla la agencia del PIME.

En los funerales estuvieron presentes representantes del gobierno local en calidad de observadores. Como es tradición, llevaron una corona de flores con la inscripción: «al anciano señor Zhang Bairen». La policía vigiló el orden durante la ceremonia.

«Monseñor Chang fue un obispo valiente, fiel al Papa; vivió toda su vida siempre en fidelidad al Señor y a la Iglesia universal, sin dejar jamás esta fe incluso ante las amenazas del poder político», recordó el padre Chen en su homilía.

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ZENIT Staff

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