La Doctrina Social de la Iglesia en tiempos de globalización

Habla Alfonso Coronel de Palma, presidente de la Fundación Universitaria San Pablo-CEU

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MADRID, 13 noviembre 2002 (ZENIT.org).- La Fundación Universitaria San Pablo-CEU organiza en Madrid del 15 al 17 de noviembre el IV Congreso Católicos y Vida Pública, que este año lleva por título «Desafíos globales: La Doctrina Social de la Iglesia, hoy».

Este foro de encuentro católico busca promover la participación de los católicos en la vida pública. En él se analizará la acción de los católicos en el ámbito social, político, económico y cultural a la luz de los principios actuales de la Doctrina Social de la Iglesia.

Al mismo tiempo pretende ayudar a afrontar los grandes problemas del hombre de hoy a través del respeto al hombre, el ejercicio del diálogo, la lucha por la justicia, la experiencia de la vida y el compromiso político del católico.

Alfonso Coronel de Palma y Martínez Agulló, presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, de la Fundación Universitaria San Pablo-CEU y canciller de la Universidad San Pablo-CEU, ha sido entrevistado por Zenit en el marco de esta importante cita.

–¿Porqué han escogido analizar el tema de la Doctrina Social de la Iglesia hoy?

–Alfonso Coronel de Palma: Consideramos necesario analizar el papel de la Doctrina Social de la Iglesia hoy porque entendemos que la misma contiene una verdadera riqueza en el ámbito de la moral social para descubrir y recordar principios que siendo comunes a todos los hombres pueden y deben iluminar las distintas realidades prácticas que irán siempre a buscar un mundo más justo.

La Doctrina Social de la Iglesia no puede quedar relegada a un segundo plano o a una nueva antigualla que, una vez superado el mundo occidental al que se denominó –a finales del siglo XIX y principios del XX– el problema social, parezca que ya no tiene utilidad alguna, ya que esto último no es cierto. Hay que insistir en que su magisterio es una fuente inagotable que ilumina toda la actuación de los hombres en la vida social.

Por ello, este Congreso ha considerado muy necesario estudiar un concepto del papel de la Doctrina Social de la Iglesia, por supuesto verificarlo y vivificarlo con la actuación de los ponentes que participarán y de las ponencias que se nos darán durante el Congreso, pues hay multitud de personas y asociaciones que intentan de uno u otro modo vivir su actividad económica, social, política y profesional desde los principios de la Doctrina Social de la Iglesia y buscando aplicaciones prácticas que sean consecuencia de la misma.

Además, el Santo Padre, igual que hicieron sus predecesores, ha manifestado y ha dado gran importancia a la Doctrina Social de la Iglesia, de la cual son pruebas las Encíclicas que sobre esta materia él mismo ha escrito.

–En un mundo globalizado donde los países ricos tienden a mejorar su situación y los países pobres descienden a unos niveles de pobreza inauditos, ¿tiene algo que decir la Doctrina Social de la Iglesia?

–Alfonso Coronel de Palma: La Doctrina Social de la Iglesia siempre tiene algo que decir, o mejor dicho, siempre tiene mucho que decir. Su mensaje va destinado a todos los hombres y gran parte de sus propuestas se hacen en el plano del orden natural de las cosas.

La acción preferencial por los pobres y la ayuda a aquel que ha tenido menos medios, menos posibilidades o menos potencialidades hace que, cuando la diferencia entre países ricos y países pobres va, como los datos nos indican, aumentando, se nos exija, desde la propia Doctrina Social de la Iglesia, intentar ver los medios y actuaciones concretas, para disminuir esas diferencias y para intentar acercar más a unos países y otros, aminorando la distancia entre unos y otros.

–El Papa habla de la globalización de la solidaridad como respuesta a la globalización de los mercados, ¿no cree que su propuesta puede quedarse sólo en bellas palabras?

–Alfonso Coronel de Palma: Que las propuestas del Santo Padre se queden o no en bellas palabras depende sólo de nosotros, de cada una de las personas que ha tenido el privilegio de poderlas escuchar y de, al fin y al cabo, si las hacemos o no nuestras, si entendemos que van dirigidas personal o individualmente a cada uno de nosotros y si nuestra razón y nuestro corazón asumen la plenitud de las mismas. En este caso, hablar de la globalización de la solidaridad como ha hecho el Santo Padre, es una vez más, mostrar el gran mensaje, el del Hijo encarnado de Dios; no es otro que hablar del amor. Cada uno de los hombres estamos llamados al amor, pero sólo de cada uno de nosotros, depende que se haga efectivo el mismo. Por eso el Santo Padre cumple con su misión recordándonos dónde está el verdadero mensaje liberalizador de los hombres, que es el de Jesús y de nosotros depende asumirlo, hacerlo nuestro o no hacerlo nuestro. Por eso las palabras del Santo Padre, que son bellas palabras, se podrán sólo hacer realidad dependiendo de nosotros.

Un pequeño matiz: palabras que pueden escocer en algunas personas que siguen empeñadas en pensar que toda la solución de los problemas del mundo pasa por la idolatría al dios-dinero en vez de por una respuesta personal e integral, más llamada al corazón de los hombres que a su bolsillo. Hablar de la globalización de la solidaridad como hace el Santo Padre, es una acción de hacer un gran discurso frente a aquellos que prefieren la globalización de los mercados; prefieren esta globalización cuando juega a favor de aquellos que predican estas globalizaciones de los mercados, sólo en tanto en cuanto ellos puedan obtener beneficios de los mismos, y no la predican para aquellos pueblos que se podrían beneficiar de estas.

–La pobreza sigue existiendo en el mundo e incluso se llega a percibir como un mal que no se puede erradicar. ¿Ha fracasado la Doctrina Social de la Iglesia? ¿O cree que se silencia la Doctrina Social de la Iglesia en este sentido?

–Alfonso Coronel de Palma: Que la pobreza sigue existiendo en el mundo es un hecho real. Está claro que la Doctrina Social de la Iglesia no enuncia el paraíso terrenal ni establece fórmulas para que en este mundo no puedan existir aquellas actuaciones que son en plena antropología cristiana consecuencia del pecado original. Dicho de otro modo, la Doctrina Social de la Iglesia nos da los principios más adecuados y acertados para intentar obtener el bien común. Pero sin que con ello uno pueda prometer el paraíso en esta tierra, ya que ni sería cierto, ni sería conforme a la Doctrina Social de la Iglesia.

Considero indiscutible que en una civilización del amor, donde la Doctrina Social de la Iglesia tendría un peso indiscutible, seguramente habría pobreza –la cual depende, dicho sea de paso, de miles de factores–, pero tendría un elemento humano y unas dimensiones muy distintas a las que en la actualidad tiene.

Además, la Doctrina Social de la Iglesia no sólo abarca el problema de la pobreza, también el problema de la riqueza en los países occidentales, porque a veces, el corazón del hombre se achica y se transforma en un exceso tal de bienes que evita llevarlo al verdadero sentido de la vida.

Me gustaría recalcar, por lo tanto, que hoy la Doctrina Social de la Iglesia se ocupa de los problemas que la pobreza y la riqueza puedan engendrar.

–El mundo laboral actual ¿ha reducido al trabajado a nuevas fórmulas de esclavitud?

–Alfonso Coronel de Palma: No es igual el mundo laboral en los distintos territorios de los diferentes continentes del mundo. Lo cierto es que superados en el mundo occidental los problemas clásicos a los que nos lleva lo que se denominaba la cuestión social, hoy pueden verse nuevas formas de actuación del mundo laboral que de una u otra manera no colocan el trabajo en el lugar que corresponde, haciendo de nuevo que sea la vida profesional y laboral la que se convierta casi en un todo respecto a los demás aspectos fundamentales de la vida;
y desde esta perspectiva se podría decir que el hombre acaba siendo esclavo del trabajo. Seguramente del mismo modo que podríamos decir que el hombre se podría convertir en esclavo de los bienes y dependencias materiales que muchas veces no son necesidades reales sino que nacen más del deseo que de la propia necesidad.

En el mundo occidental aparecen a veces nuevas formas en el mundo laboral que suscitan preocupación. Me refiero en concreto a los jóvenes titulados y con capacidades, que a veces, debido a la competitividad y al teórico triunfo, son invitados a adoptar formas laborales que nada tienen que ver con un verdadero sentido laboral, aprovechándose desde esta perspectiva las empresas, deseando obtener una ocupación, un trabajo, etc., y casi imponiendo a aquellos que acceden al mundo laboral a un sistema de trabajo más bien impropio.

–Trabajo y familia llegan a ser con frecuencia dos realidades difícilmente conciliables. Desde la perspectiva del empresario y del trabajador, ¿cómo es posible poner en práctica que el trabajo es un medio y no un fin en sí mismo?

–Alfonso Coronel de Palma: A mi juicio éste es uno de los grandes retos que se plantea a las sociedades occidentales de cara al siglo XXI, es decir, el modo en que el trabajo no ocupe la totalidad de la actividad de las personas y, por lo tanto, éste sea un medio, y que otras prioridades esenciales en la persona, como la familia y el desarrollo de dicha vida familiar, puedan obtener plena compatibilidad sin que se sacrifique nada más.

* * *

El IV Congreso Católicos y Vida Pública, «Desafíos globales: La Doctrina Social de la Iglesia, hoy», reunirá a 74 ponentes y participantes de mesas redondas, procedentes de los diferentes ámbitos de la vida pública española. Además se leerán más de 180 comunicaciones.

Entre los congresistas participarán el Nuncio en España, el arzobispo Manuel Monteiro de Castro; Antonio María Rouco Varela, cardenal arzobispo de Madrid; el Ministro de Trabajo de México, Carlos García Abascal; el ex primer Ministro de Portugal, Antonio Guterres; el subsecretario del Consejo Pontificio para los laicos en la Santa Sede, Guzmán Carriquiry; el ex ministro de Trabajo y copresidente del Grupo Tedea, Manuel Pimentel; el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, Juan Velarde; y el presidente del Instituto de Estudios Europeos de la USP-CEU, Marcelino Oreja, entre otros.

Las ponencias centrales y las mesas redondas del Congreso se puede seguir en directo a través de Internet, en la dirección http://www.ceu.es/congreso . Los internautas podrán hacer preguntas a los ponentes y serán respondidos a través de la red.

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ZENIT Staff

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