Luces y sombras de la libertad religiosa en el mundo

Entrevista con el director de la sección italiana de «Ayuda a la Iglesia Necesitada»

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ROMA, lunes, 25 julio 2005 (ZENIT.org).- Ser seguidor de Cristo sigue implicando hoy discriminación e incluso el martirio, constata el «Informe 2005 sobre la libertad religiosa en el mundo», presentado por «Ayuda a la Iglesia Necesitada».

En esta entrevista concedida a Zenit, Attilio Tamburrini, director de la sección italiana de esta asociación pública de derecho pontificio, encargada de la redacción del informe, explica sus novedades.

–Este año, el informe ha sido presentado por el presidente de la Cámara de los Diputados de Italia, Pierferdinando Casini, en la sede de la misma Cámara, en presencia del cardenal Renato R. Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. ¿Qué significa este gesto?

–Tamburrini: Es algo objetivamente importante, pues la denuncia de las violaciones de la libertad religiosa, que nosotros documentamos desde hace siete años, ha producido poco a poco un mayor interés, tanto por parte del Estado como por parte de la Iglesia. Es una señal de esperanza para el futuro.

–¿Por qué?

–Tamburrini: Porque en todo el mundo libre el único país que tiene un organismo que se ocupa a nivel institucional de la libertad religiosa es Estados Unidos.

Se trata de una comisión instituida ya por el presidente Bill Clinton que reúne información, examina situaciones, se encuentra con el presidente, con el Senado y la Cámara, y da indicaciones sobre los países que violan la libertad religiosa, con consecuencias prácticas desde el punto de vista de las relaciones económicas y diplomáticas.

En Europa no existe ni siquiera la idea de que un Estado afronte las violaciones de la libertad religiosa, como máximo podemos llegar a comisiones o grupos que se ocupan en general del respeto de los derechos humanos.

La presentación en Italia del informe podría ser un primer paso para abrir una nueva perspectiva sobre las violaciones de la libertad religiosa. Al menos, muestra que en este tema hay preocupación.

–¿Cuáles son las novedades de este informe?

–Tamburrini: El fundamentalismo hindú, que ya habíamos denunciado en los demás informes, se está manifestando ahora con particular fuerza. Es preocupante ver que en los Estados de la India en los que el Partido hindú cuenta con amplia mayoría se da la tendencia a identificar la pertenencia religiosa con la del Estado. De este modo, quien no es hindú se convierte en un cuerpo extraño en la nación india.

Constatamos de manera cada vez más intensa ataques a iglesias o mezquitas, o como ha denunciado el padre Bernardo Cervellera, director de la agencia «Asia News», ataques a centros de educación cristiana.

El ataque tiene lugar porque se trata de centros cristianos que están abiertos a todos, sin discriminación alguna, de modo que los parias que van a una universidad cristiana pueden llegar a ser médicos, mientras que esto es inadmisible para la estructura de las castas indias.

Impresiona una noticia reciente, que ha provocado la protesta de los obispos indios. En el Estado indio de Kerala, donde más del 20% de la población son cristianos, se ha dado el primer caso en el que el Colegio de los Abogados ha rechazado la acreditación profesional a una religiosa de la Congregación Madre del Carmelo, pues está comprometida en actividades religiosas.

La religiosa, sor Teena Jose, está licenciada en Derecho por la Mahatma Gandhi University y, al igual que otros religiosos, desempeña utiliza su formación para poder defender a los más pobres de la población.

La motivación del Colegio de los Abogados introduce un principio de discriminación, en abierta oposición con la Constitución. Además, establece un precedente para prohibir las actividades profesionales de personas comprometidas en actividades religiosas cristianas.

–¿Qué sucede en el mundo de mayoría islámica?

–Tamburrini: Se trata de una situación muy complicada, con luces y sombras. Después de la guerra en Irak, en algunos países con gobierno moderados, pero en los que buena parte de la población estaba fascinada por los fundamentalistas, ha disminuido el apoyo a los terroristas y hay más apertura a Occidente.

En Marruecos, por ejemplo, ha tenido lugar la reforma del derecho de familia, estableciendo una mayor igualdad en el respeto de las mujeres.

Egipto ha introducido en el calendario la fiesta de Navidad, ha autorizado en las escuelas una hora de cultura cristiana. Esto significa que, si bien todavía se registran actos de violencia, se reconoce la presencia de los cristianos egipcios.

Qatar ha establecido relaciones diplomáticas con las Santa Sede y ha permitido la construcción de una iglesia católica.

Si bien se está dando un conflicto entre moderados y fundamentalistas, y también se dan casos de radicalización, como es el caso de Irán, hay síntomas de un cambio en la población islámica, que piensa que es necesario convivir con los cristianos.

–En China hay persecución y nuevas aperturas. ¿Cómo ve usted la situación?

–Tamburrini: El problema de China es el de controlar el desarrollo. No podrán seguir sacando enormes beneficios abusando de las personas de una manera casi esclavista. La liberalización económica implica aperturas que no podrán ser impedidas con la represión. Y dado que no logran contener las exigencias religiosas, están relanzando el taoísmo, sobre el que se apoyó todo el poder imperial.

–Los cristianos parecen ser poco aceptados en la cultura secularizada postmoderna…

–Tamburrini: En los países secularizados surge de manera clara el laicismo agresivo contra los cristianos. Hay una frase de Juan Pablo II que no ha sido suficientemente comprendida. El Papa polaco afirmaba que «el sistema democrático que pierde de vista los valores de referencia se transforma en una dictadura». A esto Benedicto XVI lo ha llamado la dictadura del relativismo.

Se trata de una atención exagerada a supuestos derechos de las así llamadas minorías que van en detrimento de la mayoría.

En Francia, por ejemplo, en nombre de la minoría homosexual, hay un proyecto de ley que castiga con un año de reclusión e ingentes multas a quien critique, aunque sólo sea verbalmente, a los homosexuales.

En este sentido, el cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo emérito de París, constató que en virtud de esta legislación podrían aplicarse los castigos a cualquier persona que exprese la opinión de la Biblia o del Catecismo de la Iglesia Católica en materia de familia o de orientación sexual.

En Francia también, por ejemplo, se ha aplicado una ley sobre la libertad religiosa que, en nombre de una neta separación entre Iglesia y Estado, ha suscitado situaciones paradójicas y desagradables.

Según esta ley, por ejemplo, a los capellanes católicos de escuelas públicas se les prohíbe presentarse en los edificios escolares con sotana, o con otros signos religiosos.

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ZENIT Staff

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