Musulmanes y cristianos en Tayikistán, perplejos por el «matrimonio» homosexual en España

Constata el padre Carlos Avila IVE, al frente de los católicos del país de Asia Central

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DUSHANBE, jueves, 7 julio 2005 (ZENIT.org).- «Los derechos sagrados de la familia y de sus niños no se votan, sino que se defienden y se promueven», alerta el padre Carlos Avila IVE -al frente de la Iglesia en Tayikistán- confirmando la perplejidad y preocupación de musulmanes (mayoría en el país de Asia Central) y cristianos por la aprobación, el pasado 30 de junio, del «matrimonio» homosexual en España y la adopción de niños en estas parejas.

Cerca del 97% de los aproximadamente 6 millones de habitantes de Tayikistán son musulmanes –suníes y chiíes-; los cristianos representan un 3,4% -la mayoría ortodoxos-.

El país tiene una configuración multinacional: tayikos (68,4 %), uzbekos (24,8%), rusos (3,2%), y en menor medida kirgisos, tátaros, ucranianos, coreanos, turkmenos, armenios, alemanes y otros.

Juan Pablo II erigió la misión «sui iuris» en Tayikistán en 1997 entre otras cosas para atender más adecuadamente a los católicos presentes en el territorio –las misiones “sui iuris” son aquellos territorios de misión que no forman parte de algún Vicariato o de alguna Prefectura Apostólica. Son conducidos por un superior eclesiástico–. Fue encomendada al Instituto del Verbo Encarnado. Actualmente en Tayikistán existen tres parroquias y un centro misionero (Cf. www.catholic.tj).

Por su interés, publicamos íntegro el pronunciamiento del superior eclesiástico de la misión «sui iuris» en Tayikistán:

* * *

Adhesión en favor de la familia

¡Queridos hermanos y hermanas!

La comunidad católica de la Misión Sui Iuris de Tayikistán ha manifestado su profunda preocupación por el proyecto de ley que pretende legalizar las uniones de homosexuales y el derecho a la adopción de niños. Por desgracia, se ha votado días atrás en el Parlamento español, a favor, a pesar de, que la gran mayoría de los españoles no están de acuerdo. En definitiva queridos hermanos y hermanas, tampoco se trata de tener el consenso de la gran mayoría. Los derechos sagrados de la familia y de sus niños, no se votan, sino que se defienden y se promueven. No es costumbre nuestra hablar de estos temas en el sitio de la Misión, pero creo que todos nos sentimos dolidos y perplejos ante las noticias que se difunden al respecto. Y por eso queremos dar nuestro testimonio en favor del Evangelio de la vida y de la familia, ya que nuestros fieles y buenos vecinos nos preguntan ¿Qué es lo que está pasando?

Estamos también convencidos de que de ninguna manera nos inmiscuimos en política, o en la vida interna de una nación. Esa no es nuestra vocación, ni nuestra misión. Pero nos sentimos obligados en conciencia a manifestar nuestra disconformidad ante tamaña campaña contra la institución de la familia.

Nuestros fieles nos preguntan ¿cómo puede ser que ocurra una cosa así?. Nuestros hermanos de confesión musulmana también nos preguntan qué es lo que está pasando en este mundo ¿acaso se está perdiendo la razón y recto juicio? Me decían mis vecinos, “es algo en sí mismo ridículo, ofensivo para la familia y sobre todo para los niños”. “Padre, cuando veo esas marchas del orgullo gay, tenemos que apagar el televisor, porque es un escándalo para toda mi familia”. Otros, “qué vergüenza, cómo explicarle a mis hijos e hijas una aberración de tal índole”. Mis vecinos son musulmanes, como verán no es una cuestión ni de plataforma política, ni confesional, sino mas bien de sentido “sano y común”. Yo creo que la mayoría de los habitantes de este planeta piensan exactamente lo mismo, algunos pocos no.

Nosotros, vamos a rezar, vamos a seguir acompañando a todos los españoles y a todos los hombres de buena voluntad que viven en esa noble nación, con nuestras oraciones, especialmente por todos aquellos que tienen la gran responsabilidad de velar por el bien de los pueblos y salvaguardar todos los valores de una sociedad justa, basado en el respeto de ley natural, de las sanas y buenas costumbre que Dios ha impreso en el corazón de todo hombre.

Lo que se pretende legalizar es contrario a la ley natural, y en ninguna circunstancia, ni tiempo o de cambio cultural, puede ser aceptado y menos aun pretender la imposición de que se llame a tales uniones de homosexuales “matrimonio”. Los niños necesitan un padre y una madre, no dejemos a los niños más indefensos de lo que son. Imploramos a Dios Nuestro Señor y a su Santísima Virgen que no permitan esta aberración y discriminación contra los derechos de la familia y sus niños.

En Cristo y María,

Rev. P. Carlos Avila IVE
Superior Eclesiástico de la Misión Sui Iuris en Tayikistán

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ZENIT Staff

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