Una parroquia de Jerusalén dividida en dos por el muro de separación

Testimonio de Sobhy Makhoul, diácono católico maronita

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JERUSALÉN, lunes, 21 junio 2004 (ZENIT.org).- En Bet-hanina, un barrio al norte de Jerusalén, la construcción del muro por parte de los israelíes dificultará enormemente el acceso a parroquias, escuelas y trabajos, haciendo prácticamente imposible vivir en esas condiciones, denuncia Sobhy Makhoul, un diácono católico maronita.

Así se contiene en la carta que ha enviado a «AsiaNews» bajo el título «¡Debemos construir puentes entre los pueblos, no muros!», tomado de una reciente exhortación de Juan Pablo II sobre la situación en Tierra Santa.

La construcción del muro comenzó en agosto de 2002. Israel lo considera necesario para detener a los terroristas suicidas procedentes de los Territorios.

Por su parte, los palestinos se oponen a la barrera porque no respeta el límite de la «línea verde» y limita fuertemente los desplazamientos de la población. La ONU critica esta construcción porque confisca como «territorio israelí» parte de los territorios ocupados.

Presidente de la fundación de las Obras de la Fe en Belén, Makhoul pide en su misiva oración para que los cristianos en Jerusalén continúen dando testimonio de perdón y de amor «a pesar de todas las injusticias» que están sufriendo.

A continuación presentamos traducida la carta íntegra de Makhoul.

* * *

Queridos amigos:

Me he despertado ayer con el ruido de las excavadoras y de las máquinas que han destruido toda la calle asfaltada a 100 metros de donde vivo, en la zona norte de Jerusalén. El gobierno israelí ha decidido hacer pasar por aquí el muro que debería dividir las zonas bajo control israelí de las que están bajo control palestino. La situación del muro ha sido decidida en base a todo lo que quieren los israelíes. ¡Pero el sufrimiento y el mal que puede acarrear a la gente que vive allí a quién le importa!

Nuestro barrio, Bet-hanina, donde viven muchos cristianos de Jerusalén, ha sido seccionado en dos partes: una bajo Israel, la otra bajo los palestinos.

La parroquia de Santiago, la única iglesia católica en el barrio, está en la parte israelí, pero la mayor parte de los parroquianos ha quedado en la zona palestina. Habitualmente para ir a Misa se recorren 100 metros a pié. Pero con el muro habrá que dar un rodeo de 4 kilómetros en coche y atravesar la frontera. Muchas familias se verán en una situación muy difícil. Vamos a estar aislados del resto de la ciudad y esto es un desastre. Casi todos los que viven en Bet-hanina trabajan en Jerusalén; las escuelas de nuestros niños están en Jerusalén, todas las parroquias de los diferentes ritos están en Jerusalén. Se hará imposible vivir aquí.

Muchos amigos están pensando en trasladarse a Jerusalén, pero los alquileres están por las nubes, 800 dólares al mes, ¡el sueldo de un empleado! Los precios de las casas son astronómicos: 250 mil dólares por un apartamento de 120 metros cuadrados.

Os ruego que oréis por todos nosotros, especialmente por los cristianos de esta zona. Que podamos afrontar esta difícil situación con tenacidad e inteligencia, teniendo siempre los ojos fijos en la única esperanza, que es Cristo. Orad por nosotros, para que podamos mantener un corazón bueno permaneciendo lejos del odio a pesar de todas las injusticias que estamos sufriendo. Orad para que el perdón y el amor sean siempre nuestro modo de vida y de testimonio del Evangelio. Os doy las gracias.

Sobhy Makhoul

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ZENIT Staff

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