CIUDAD DEL VATICANO, 15 febrero 2001 (ZENIT.org).- Pío XII organizó ya en 1939 operaciones especiales para asistir a los judíos perseguidos por el nazismo. Esta es una de las revelaciones que arroja un nuevo libro sobre la acción de la Santa Sede en vísperas y durante la segunda guerra mundial.
En el volumen «Los judíos salvados por Pío XII» («Gli ebrei salvati da Pio XII»), que sale este viernes a las librerías de Italia por iniciativa de la editorial «Logos» (distribution@mail.sacerdos.org), Antonio Gaspari, escritor y periodista, recoge numerosos testimonios a favor de Pío XII y de la Iglesia católica manifestados por los fundadores del Estado de Israel, por los dirigentes de asociaciones judías, y por los supervivientes de los campos de concentración
Gaspari, que es autor de otro best-seller publicado en España, Italia y América Latina, «Los judíos, Pío XII y la leyenda negra» (editorial Planeta+Testimonio), hace además revelaciones sobre muchas de las actividades que organizó la Santa Sede, por iniciativa de Eugenio Pacelli, en secreto para defender y esconder a israelitas.
Son historias que ahora, casi sesenta años después, salen del anonimato. Como el caso de 51 judíos que fueron escondidos en 1943 en el Instituto Dermatológico de la Inmaculada. Los religiosos, Hijos de la Inmaculada Concepción, que dirigían este hospital, considerado todavía hoy como uno de los mejores de Italia para enfermedades cutáneas, tuvieron una idea original: internar en sus instalaciones a todos los judíos en peligro para salvarles la vida. Ahora bien, dado que había que dar motivos para poder ingresar a todas estas personas, se les ocurrió recurrir a todo tipo de cremas que pudieran confundir a los alemanes.
Los médicos se hicieron pronto amigos de sus falsos pacientes. Cuando llegaba uno de ellos, y alguien del hospital preguntaba cuál era su enfermedad, respondían: «síndrome de Kesselring», apellido de uno de los oficiales alemanes que dirigía las tropas en la Ciudad Eterna.
Se creó un clima único, hasta el punto de que en la Iglesia se entonaron cantos que decían: «Dios te salve, María, esperanza nuestra, dales un techo a nuestros judíos».
El libro contradice la tesis de la estadounidense Susan Zuccotti, quien en el libro «Under His Very Windows- The Vatican and The Holocaust in Italy» (Yale University Press») afirma que ciertamente la Iglesia salvó a muchos judíos, pero que se trataba de gestos aislados de sacerdotes, religiosos y religiosas. La Santa Sede o el Papa, sin embargo, nunca habrían dado ninguna indicación.
«Se trata de una tesis imposible de defender –explica Antonio Gaspari, quien entre las muchas publicaciones con las que colabora forma parte de la redacción de Zenit–. Pocos saben que ya en 1939 Pío XII había creado en la sección alemana de la Oficina de Información del Vaticano un departamento especial para los judíos. Unos 36.877 expedientes fueron resueltos a favor de los judíos. Este trabajo es citado en publicaciones judías como el «Canadian Jewish Chronicle»».
«Tan sólo en la ciudad de Roma –continúa revelando Gaspari–, la comunidad judía ha atestiguado que la Iglesia salvó a 4.447 judíos de la persecución nazi. De hecho, en una inscripción que se encuentra en el Museo Histórico de la Liberación de Roma, está escrito: «El Congreso de los delegados de las comunidades israelitas italianas, celebrado en Roma por primera vez tras la liberación, siente el deber de rendir un homenaje reverente a Su Santidad y expresar el más profundo sentido de gratitud que anima a todos los judíos por las pruebas de humana fraternidad que les ha ofrecido la Iglesia durante los años de las persecuciones, cuando su vida fue puesta en peligro por la barbarie nazifascista».
Antonio Gaspari sigue contando historias de este tipo. Cita, por ejemplo, un testimonio que no puede dejar lugar a dudas. Se trata de Gideon Hausner, fiscal general israelí en el proceso contra Adolf Eichmann, el 18 de octubre afirmó: «El clero italiano ayudó a numerosos israelitas y los escondió en monasterios y el Papa intervino personalmente a favor de los que fueron arrestados por los nazis».
Entre los nuevos documentos publicados por Gaspari figura también una carta de Pío XII dirigida a sor Ferdinanda (Maria Corsetti), premiada por el gobierno israelí con el título de «Justa entre las Naciones», en la que se refiere a los judíos como «hijos amados».
El libro, en definitiva, no sólo demuestra que la Iglesia organizó una red en defensa de los judíos, sino que Pío XII intervino en varias ocasiones a título personal, a través de la Secretaría de Estado o de sus intermediarios, para salvar a los israelitas. En algunos casos, como les sucedió a mil judíos alemanes que emigraron a Brasil, el pontífice pago de su bolsillo los ochocientos dólares que hicieron falta para el viaje.