ROMA, 19 oct 2001 (ZENIT.org–Avvenire).- George Weigel, biógrafo de Juan Pablo II y experto estadounidense en temas de doctrina social, intervino este jueves en el congreso que organiza la Iglesia en Italia sobre «Familia, sujeto social».
Para Weigel, actualmente existen respuestas equivocadas a la demanda de libertad del hombre contemporáneo, pues se rigen sobre todo por el utilitarismo pragmático, para el que todo es un contrato, como por del «Islam activista», que no admite la libertad religiosa.
–¿Qué papel tiene la familia en este contexto?
–George Weigel: En respuesta al utilitarismo pragmático, la doctrina social católica enseña que la familia no es un simple acuerdo contractual dirigido a satisfacer las necesidades individuales. Es una alianza que consiste en hacer promesas y mantenerlas. La esencia de la vida familiar es comprender cómo podemos ser un don para los otros. En la escuela aprendemos a comprender qué es la libertad. Tenemos necesidad de la familia para generar hombres que sean verdaderamente libres. Por esto se puede decir que el futuro de la familia tiene mucho que ver con el futuro de la búsqueda de la libertad humana auténtica.
–¿Hay algún signo de que esta concepción pueda ser acogida en el mundo contemporáneo?
–George Weigel: Los estudiosos de las ciencias sociales están de nuevo empezando a reconocer el papel crucial desempeñado por la familia en el desarrollo humano. Investigaciones realizadas recientemente en Estados Unidos sobre los efectos deformantes del divorcio en el crecimiento y la educación de los niños están causando una revisión de la legislación sobre el divorcio y se empieza a pensar que lo que se había despreciativamente liquidado como «familia tradicional», tiene mucho puntos a su favor. Pero este nuevo despertar del sentido moral tiene todavía que penetrar en la vida pública de modo continuado para que pueda conducir a realizar cambios en la
legislación.
–¿Qué acogida ha tenido en Estados Unidos la «Familiaris Consortio», el documento más importante de Juan Pablo II sobre este tema, publicado hace exactamente 20 años?
–George Weigel: El marco es complejo. Su mensaje moral ha sido acogido en algunos sectores. Pero no hemos visto este nuevo realismo moral aplicado a la ley. Tenemos todavía una terrible ley de aborto y el sistema fiscal no ayuda a la familia. Hay mucho trabajo por hacer.
–¿Ha cambiado algo en el mundo juvenil?
–George Weigel: Los jóvenes, que deben afrontar los daños provocados por la revolución sexual y la desestructuración de la familia en los últimos cuarenta años, son mucho más abiertos a la enseñanza de la Iglesia que sus padres. Lo he podido constatar al hablar en las universidades sobre el magisterio del Santo Padre sobre la teología del cuerpo.
–¿Cómo afrontar el desafío de la globalización?
–George Weigel: La globalización no es un hecho que se puede evitar. Sucede. El problema es cómo sucede. ¿Se da en un modo que haga crecer a las familias de los países pobres y las ponga en condiciones de ejercer su creatividad económica? El problema crucial es la corrupción de las instituciones políticas en el tercer mundo que impide esto. Hay que reformar las leyes que obstaculizan la creatividad económica de las familias pobres. La doctrina social de la Iglesia llama la atención sobre la reforma de las instituciones políticas corruptas que impiden a las familias pobres del tercer mundo liberarse de sí mismas.