ROMA, 1 octubre 2003 (ZENIT.org).-¿Se puede decir algo nuevo sobre Juan Pablo II después de 25 años de pontificado? Se lo preguntaban este martes en la Sala de Prensa Extranjera de Roma varios corresponsales en el Vaticano.
Entre ellos, se encontraba Luigi Accatoli, actual responsable religioso de «Il Corriere della Sera», Marco Tossati, corresponsal en el Vaticano de «La Stampa», y el padre Federico Lombardi, director del Centro Televisivo del Vaticano durante la presentación de un libro del periodista fallecido Domenico del Rio.
Los periodistas llegaron a la conclusión de que todavía se puede descubrir mucho sobre Juan Pablo II, no sólo enumerando sus gestos inéditos sino profundizando en el sentido de su misión.
En referencia a la salud del Papa, los expertos consideraron que no se pueden hacer previsiones, ya que con el pasar del tiempo se ha demostrado que siempre acaban siendo erróneas.
Marco Tossati recordó que «los periodistas han dado por muerto al Papa por lo menos seis veces desde 1992» y pidió a los presentes que no crean en previsiones catastrofistas.
Estas declaraciones fueron la respuesta a la afirmación del cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregacion para la Doctrina de la Fe, aparecidas ayer en una revista alemana, Bunde. En sus declaraciones, el cardenal Ratzinger reconocía que «el Papa está mal y tenemos que rezar por el».
Fuera de contexto (fueron pronunciadas el 22 de septiembre y no ayer 30 de septiembre) causaron nerviosismo entre los medios de todo el mundo.
El padre Lombardi, del Centro Televisivo Vaticano, hizo un perfil del Papa subrayando «su capacidad de mirar hacia horizontes lejanos, en espacio y tiempo».
Según Luigi Accatoli, el pontificado del Papa se puede resumir así: «De los diez dedos de la mano, Juan Pablo II ha usado nueve para predicar el Evangelio y uno para gobernar la Iglesia».
«Es un Papa apóstol, todo lo centra en la predicación de Jesucristo», apostilló este especialista en el pontificado de Juan Pablo II y autor de numerosos libros.
«El Papa hoy se presenta inerme y débil porque sabe que no puede bajar de la cruz», insistió Accattoli, que terminó su presentación diciendo que para comprenderle hay que tener en cuenta que «interpreta su misión en términos de fe».
Marco Tossati dijo que uno de los errores de los periodistas que siguen al Papa en sus viajes es «centrar toda la atención en lo que hace el pontífice», cuando en realidad tendrían que ponerse en su mentalidad y darse cuenta que el objetivo del Papa no es otro que «obligar a las iglesias locales a tomar su papel, ante él y ante el propio país, a definirse, a ser ellas mismas».
Los periodistas glosaron la figura de Domenico del Rio, un periodista especialista en el Vaticano, fallecido a principios de este año, quien de ser un abierto crítico se convirtió en un gran admirador de este Papa, gracias a su testimonio cristiano (Cf. Zenit, 28 de enero de 2003).
En su libro póstumo, «Karol, el Grande» («Paoline»), del Rio presenta al Papa como «grande en la fuerza al principio del pontificado, y como grande en su debilidad en los últimos tiempos».