«Al mirar otra vez a Nuestra Madre con los ojos de la fe, cómo en su silencio cargaba los dolores de su Hijo sufriente, me brota del corazón --insistió delante de los cientos de miles de jóvenes que marcharon desde ayer a este santuario mariano ubicado a 65 kilómetros de la capital-- hacer el pedido de no pasar de largo ante tantos hermanos que sufren hoy en nuestra patria, que carguemos con sus vidas».

El purpurado porteño también le rogó a la patrona de la Argentina --reflexionando sobre el significado del lema: "Madre, gracias por quedarte con nosotros, queremos cuidarnos como hermanos"-- que ayude a estar «en silencio, cerca» y le dé fuerza al pueblo para «estar ahí, junto al más solo y al marginado».

«Le pedimos que no caminemos rápido, que tengamos el andar que aprendimos en la peregrinación, el de ir acompañados y así reconocer mejor y poder detenernos junto al que sufre», precisó el arzobispo delante de los muchos jóvenes que, a pesar del cansancio, participaron de la misa central por la vigésimo novena Peregrinación Juvenil a la basílica de Luján.

Tras exhortar a los presentes a agradecerle que «se haya quedado aquí en Luján, para recibirnos y para acompañarlos», el cardenal Bergoglio sugirió mirar la basílica, «su casa, la casa de todos y allí su imagen».

La plegaria del purpurado concluyó con estas palabras: «Madre, no nos sueltes de tu mano. Madre, queremos un pueblo de pie. Madre, queremos cuidarnos como hermanos».

En las intenciones de la misa también se elevó una plegaria a Dios por la Iglesia, los que no tienen trabajo, los enfermos y discapacitados y para que los gobernantes «busquen con su accionar servir a los que más necesitan».