WASHINGTON, 18 octubre 2003 (ZENIT.org).- La triste situación económica de muchos países de Latinoamérica tiene a quienes diseñan la política rompiéndose la cabeza para saber adónde ir ahora. Algunos informes recientes intentan dar con soluciones.

El día 8 de octubre el Banco Mundial publicó un estudio, «Inequality in Latin America and the Caribbean: Breaking with History?» (Desigualdad en América Latina: ¿Rompiendo con la Historia?). Al presentar el informe, David de Ferranti, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina, comentaba: «América Latina y el Caribe son una de las regiones del mundo con mayor desigualdad».

«Esta desigualdad retrasa el paso de la reducción de la pobreza, y mina el proceso de desarrollo mismo», explicaba. De hecho, la décima parte más rica de la población de América Latina y el Caribe gana el 48% de los ingresos totales, mientras que la décima parte más pobre sólo gana el 1,6%. En los países industrializados la media que recibe la décima parte superior es del 29,1%, mientras que la décima parte inferior gana el 2,5%. La distribución de los ingresos es también notablemente más desigual que en Asia y Europa del Este.

En el área de la educación, el informe observaba que en México la media por persona, en la quinta parte más pobre de la población, es de 3,5 años de escolarización, comparada con los 11,6 años de media por persona en la quinta parte más rica.

El equipo de investigación del Banco Mundial presentó datos de 20 países basados en encuestas casa por casa que cubrían a 3,6 millones de personas, y repasó extensos estudios sobre desigualdad en América Latina. El informe subrayaba cuatro áreas de acción para reducir la desigualdad:

-- Construir instituciones políticas y sociales más abiertas que permitan a los pobres ya a los grupos históricamente subordinados, como los descendientes de africanos y los pueblos indígenas, obtener un mayor papel en la sociedad.

-- Asegurar que las instituciones y políticas económicas buscan mayor igualdad, a través de una gestión económica seria y una resolución equitativa y eficiente de las crisis, que evite las grandes redistribuciones regresivas durante las mismas, y que permita ahorrar en las épocas buenas.

-- Aumentar el acceso de los pobres a servicios públicos de alta calidad, especialmente la educación, la sanidad, el agua y la electricidad, así como el acceso a las zonas de cultivo y a los servicios rurales a la gente pobre necesaria para hacerlas productivas.

-- Reformar los programas de transferencia de ingresos de modo que alcancen a las familias más pobres, incluyendo el uso de medidas que tengan como condición el mantener a los niños en la escuela y acudir a los servicios de salud, así como mejorar su capacidad de conseguir ingresos de por vida.

Guillermo Perry, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, y coautor del estudio, insistía que, para ayudar a los pobres, las instituciones públicas de la región «deben estar verdaderamente abiertas, transparentes, democráticas, participativas – y fuertes».

Estimular la inversión
Otro informe reciente del Banco Mundial, «Doing Business in 2004: Understanding Regulation» (Hacer Negocios en el 2004: Entender la Regulación), miraba no sólo a América Latina sino también a las condiciones previas necesarias para facilitar la actividad económica. El estudio, hecho público el 7 de octubre, analiza datos de más de 130 países. Determina las leyes y regulaciones de cada país a la hora de comenzar un negocio, empleo y despido de trabajadores, cumplimiento de contratos, consecución de créditos y cierre de un negocio.

El informe da algunos ejemplos de los problemas a los que se enfrentan los hombres de negocios. Por ejemplo, se necesitan dos días para comenzar un negocio en Australia, pero 203 días para hacerlo en Haití y 215 día en el Congo. Hacer cumplir un simple contrato comercial puede llevar 7 días en Tunicia y 39 días en Holanda, pero lleva casi 1.500 días en Guatemala.

«En la mayor parte de África, América Latina y la antigua Unión Soviética», defiende el informe, «la regulación excesiva sofoca la actividad productiva. Y el gobierno no se ocupa de ello lo que debería –definiendo y protegiendo los derechos de propiedad».

Dos décadas de reformas macroeconómicas no ha ralentizado el avance de la pobreza en América Latina, observa el estudio. Resolver esto no es sólo simplemente crear puestos de trabajo, que el estado podría. Esta solución se ha intentado, y ha fallado, dice el informe. «Lo que se necesita es crear puestos de trabajo productivos y nuevos negocios que creen riqueza».

El informe no está a favor de eliminar toda regulación gubernamental. «No existe un nivel óptimo de regulación, pero debe ser menor del que actualmente se hay en la mayoría de los países, y especialmente en los pobres», concluye.

Inversión extranjera
Se necesitan mediadas que estimulen la inversión, como revela el Informe de Inversión Mundial del 2003. El informe, publicado el 4 de septiembre por la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas (UNCTAD), revelaba que la afluencia de inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe cayó en el 2002 por tercer año consecutivo, reduciéndose en 28 de las 40 economías.

Esta afluencia cayó un tercio hasta los 56.000 millones de dólares – la cifra más baja desde 1996. El informe culpaba del declive a una mezcla de factores globales, a la contracción del producto interior bruto, a las crisis financieras, a las devaluaciones, y a las incertidumbres políticas en algunas de las economías de la región. Este año la inversión podría mostrar una lenta mejora, concluía el informe.

En el 2002, el mayor receptor de inversión extranjera fue Brasil, con una afluencia de 17.000 millones de dólares, por debajo de los 22.000 millones del 2001. La inversión en México se desplomó hasta los 14.000 millones de dólares desde los 25.000 millones del año anterior. Y en Argentina, los 1.000 millones de dólares de inversión fueron sólo el 10% de la media anual de inversiones recibidas durante la década 1992-2001.

Dudas sobre las políticas
UNCTAD no está convencido, sin embargo, de que las grandes inversiones extranjeras sean necesariamente la solución a las aflicciones de América Latina. Las reformas de los últimos años que habían abierto las economías de la región a las fuerzas del mercado han dado resultados decepcionantes, indicaba Rubens Ricupero, secretario general del UNCTAD.

Ricupero hizo sus observaciones el 2 de octubre durante la presentación del Informe 2003 sobre Comercio y Desarrollo. El informe muestra que, tras dos décadas de reformas, muchos países están haciendo frente a la misma balanza de pagos y problemas de deuda que contribuyeron a la crisis anterior.

El informe identifica algunas causas que están detrás del fracaso a la hora de alcanzar un mayor éxito:

--Los tipos de intercambio basados en políticas de estabilización que confían en la afluencia de capitales han conducido a la apreciación o inestabilidad de las monedas y a altos tipos de interés, con perjudiciales consecuencias para la formación de capital.

--El comercio rápido y la liberalización financiera han causado un rápido deterioro de la balanza externa y, mientras las importaciones se elevaban y los pagos de servicios subían, el endeudamiento cada vez mayor ha aumentado la vulnerabilidad ante los problemas externos.

-- La inversión extranjera, incluso cuando trae la tecnología y habilidades que se necesitan, también contribuye a la inestabilidad financiera.

-- Los altos tipos de interés han dañado la balanza fiscal, incluso a pesar de que los gobiernos han reducido sus gastos.

El informe también considera que la rápid a liberalización en América Latina, junto con la creciente dependencia de la afluencia de capital exterior, ha costado un alto precio en términos de cambio estructural y avance tecnológico. Según el informe, muchos países han sufrido una «deindustrialización prematura», marcada por reducción del trabajo y el languidecer del crecimiento.

Sin embargo, el informe mantiene la esperanza de que la contracción del crecimiento que ha golpeado a América Latina en el 2002 se revierta este año. No obstante, mucho dependerá de que se supere la fragilidad de la economía brasileña, observa.

En un comentario sobre el informe, el Financial Times observaba que UNCTAD critica con frecuencia las políticas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Las últimas críticas sobre la liberalización del mercado promovidas por estos organismos y por Estados Unidos «es probable que prueben la controversia existente en Washington y en América Latina», observaba el periódico. No resulta tan controvertida la desesperada necesidad en la región de un despertar económico.