El afecto entre el Papa y el líder anglicano no oculta las dificultades

Juan Pablo II recuerda que la unidad implica también a las cuestiones morales

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CIUDAD DEL VATICANO, 5 octubre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II recibió este sábado en una conmovedora audiencia al arzobispo de Canterbury Rowan Williams, primado de la Comunión anglicana, en la que constató los progresos del diálogo entre católicos y anglicanos y alentó a evitar futuras divisiones.

La primera visita del nuevo primado confirmó el visible afecto que se da entre los dos líderes religiosos. Rowan Willians, de 53 años, agradeció al Papa el regalo de la cruz pectoral, enviada desde el Vaticano en el momento en que tomó posesión de su sede.

«Dando gracias por los progresos que se han dado, tenemos que reconocer asimismo que nuevas y serias dificultades han surgido en el camino hacia la unidad», afirmó el Papa en el discurso en inglés.

«Estas dificultades no son sólo de carácter meramente disciplinar; algunas afectan a cuestiones esenciales en materia de fe y moral», añadió.

El obispo de Roma no fue más explícito, pero era evidente que se refería, entre otras cosas, al debate que en estos momentos tiene lugar en la Comunión anglicana sobre la posibilidad de ordenar a obispos o pastores homosexuales.

En una rueda de prensa posterior, el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, reconoció que la aceptación de pastores anglicanos significaría una fisura en el anuncio común de la ética cristiana, argumento que, en el pasado, creaba prácticamente consenso entre las dos Iglesias.

El arzobispo Williams ha convocado para dentro de dos semanas a los representantes anglicanos del mundo para analizar en Londres la cuestión, estallada tras el nombramiento por parte de la Iglesia Episcopaliana (rama anglicana en Estados Unidos) de Gene Robinson, homosexual divorciado, como nuevo obispo anglicano de New Hampshire.

«Tenemos que reafirmar nuestra obligación de escuchar atenta y honestamente la voz de Cristo tal y como nos llega del Evangelio y de la Tradición Apostólica de la Iglesia –explicó el Papa al líder anglicano–. Ante el crecimiento secularismo del mundo de hoy, la Iglesia debe asegurar que el depósito de la fe se proclame en su integridad y sea preservado de erróneas y desviantes interpretaciones».

El arzobispo explicó más tarde a los periodistas que transmitirá a la Conferencia anglicana las preocupaciones que durante su visita le ha expuesto la Santa Sede sobre la cuestión de la homosexualidad.

«Somos conscientes de las implicaciones ecuménicas de lo que se ha hecho –reconoció–. Tenemos que considerarlas con cuidado. Creo que en estos días hemos escuchado con máxima atención lo que se nos ha dicho».

La búsqueda de la unidad plena, concluyó el obispo de Roma en su discurso, debería «llevar a un mayor entendimiento y a una más profunda caridad», así como a «fortalecer la paz en el mundo».

La visita de esta sábado del arzobispo de Canterbury fue la primera desde que tomo posesión del cargo, el mes de febrero pasado.

«La impresión más importante que quiero compartir de mi encuentro de hoy –dijo a los periodistas– es el extraordinario e indómito espíritu [de Juan Pablo II] que vive en él».

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ZENIT Staff

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