CIUDAD DEL VATICANO, 12 octubre 2003 (ZENIT.org).- La manera en que los medios de comunicación siguieron los escándalos atribuidos a sacerdotes católicos en Estados Unidos ha sido exagerada, asegura el brazo derecho de Juan Pablo II en la guía de la Santa Sede.
El cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, considera que «los escándalos en Estados Unidos recibieron una atención desproporcionada por parte de los medios de comunicación».
«En todo país hay bandidos, pero es exagerado decir que todos son bandidos», afirmó en una entrevista concedida a la agencia de información Reuters este viernes.
Sodano recordó que en Estados Unidos hay 48.000 sacerdotes. «La gran mayoría son pastores generosos. ¿Por qué debería darse toda esta agresividad contra ellos, y tantas generalizaciones injustas?», se preguntó.
«Me da pena ver cómo estupendos misioneros, que han dedicado sus vidas a Cristo, son ridiculizados después de cincuenta años de trabajo», confesó en la entrevista concedida en el Vaticano.
«Es justo condenar el mal, pero hay que mantener las proporciones», pidió el cardenal italiano, quien ante la pregunta de si se ha dado un complot contra la Iglesia, respondió: «No tenemos pruebas de ello, pero sé que mucha gente lo piensa. Nosotros damos los hechos».
El cardenal Sodano considera que, si bien la salud del Papa se ha debilitado de manera evidente, sigue manteniendo las riendas de la Iglesia.
«Sí, sí, su actividad continúa –reveló–. Estamos algo sorprendidos al ver todas estas discusiones públicas (sobre la salud del Papa)».
«Todos estamos en las manos de Dios. Mientras el Señor le dé las fuerzas, se mantendrá en el timón de la barca», aclaró.
«No estoy diciendo que el Papa está bien, no. Es obvio que el tiempo pasa para todos… es una ley de vida que alguien a los 83 años no tenga la fuerza que tenía a los 33 años… Pero no hagamos ciencia ficción», pidió a los periodistas.
Por lo que se refiere al hecho de que el Premio Nobel de la Paz no haya sido concedido en 2003 a Juan Pablo II, como muchos anunciaban, el cardenal comentó: «Creo que un reconocimiento humano siempre causa satisfacción, pero no es tan necesario».
En la entrevista afrontó también brevemente la situación en Irak: «[La Iglesia] espera que hombres de buena voluntad ayuden [a Irak] para que cuanto antes se le devuelva su libertad y soberanía».
