En la celebración eucarística del «Día de la Raza», «Día de la Hispanidad» –«recuerdos del encuentro de dos mundos–», el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo de México, revivió la tradicional Bendición de las Rosas y dio gracias a Dios por el vigesimoquinto aniversario del pontificado de Juan Pablo II en la basílica de Guadalupe.
«En esta ocasión también la Bendición de las Rosas quiere tener un significado especial ya que en este mes de octubre culmina el año del rosario, recordando que éste no es otra cosa sino un ramillete de rosas», afirmó el purpurado en la homilía.
Indicó que las flores son un signo de amor, de acogida y señal de paz, como explica el Santo Padre en la carta apostólica sobre el Rosario, en la que subraya el carácter de intercesión por la paz típico de esta oración mariana.
Ante unos 12 mil peregrinos, el arzobispo primado de México consideró que los anhelos de paz están en todos los corazones, «pero solamente pueden ser cumplidos si volvemos nuestra mirada suplicante a Jesucristo».