SOFIA, 17 octubre 2003 (ZENIT.org).- Para la Santa Sede, la plaga del terrorismo hay que enfrentarla respetando los derechos humanos y analizando el problema a todos los niveles, no sólo el jurídico.
Así se expresó el arzobispo Giuseppe Leanza como jefe de la delegación de la Santa Sede ante la XXV Conferencia de los Ministros de Justicia europeos, promovida por el Consejo de Europa esta semana en Sofía, de acuerdo con la emisión del martes pasado de Radio Vaticana.
Monseñor Leanza, nuncio apostólico en Bulgaria, recalcó que para sanar la herida abierta por el terrorismo se necesita una colaboración internacional que afronte el problema a más niveles, a la vez que mostró su satisfacción por el empeño asumido por los gobiernos de los países miembros del Consejo de Europa contra toda forma de terrorismo.
Es señal de que el Viejo Continente «no se resigna al chantaje de una violencia injustificable e inaceptable», reconoció.
Hizo también hincapié en la exigencia de que la represión del terrorismo se verifique «en el respeto total de las normas internacionales en materia de derechos humanos».
En este sentido, el arzobispo Leanza afirmó que el fin jamás puede justificar los medios, ya que de la «negación de este principio se derivaría un atentado insoportable a la dignidad humana».
Por otro lado, según el diplomático vaticano, «la acción en el plano jurídico está lejos de agotar las medidas necesarias para combatir el terrorismo».
Para que sea verdaderamente eficaz, la lucha contra este fenómeno requiere «medidas apropiadas en el plano pedagógico, orientadas a promover una educación inspirada en el respeto de la vida humana en toda circunstancia», subrayó.
Hay que estar convencidos, añadió, «de que la unidad de la familia humana es una realidad más fuerte que las divisiones contingentes que separan hombres y pueblos».
Remitiéndose a palabras del Papa, el prelado indicó la necesidad de un compromiso «en el plano político, diplomático y económico para resolver con valor y determinación las situaciones de opresión y marginación que pueden estar en el origen» del terrorismo.
En este contexto, las religiones tienen «un papel insustituible que merece ser sostenido», concluyó monseñor Leanza.
