La denuncia contra la imagen de Cristo en la escuela materna y elemental «Antonio Silveri» de la pequeña localidad de Ofena fue llevada a los tribunales por Adel Smith, presidente de la Unión de los Musulmanes de Italia.
La sentencia de treinta páginas, emitida por el juez Mario Montanaro, hecha pública este sábado, conradice «una ley vigente del Estado [italiano], que ningún Parlamento ha cambiado y mucho menos la Cortes Constitucional», afirmó este domingo en un programa televisivo el secretario de la Conferencia Episcopal, el obispo Giuseppe Betori.
Según el prelado, la decisión del tribunal corre el riesgo de abrir las puertas a los «fundamentalismos religiosos más extremistas».
El juez Montanaro explica en la sentencia que «la presencia del crucifijo en las aulas de clase comunica un implícita adhesión a los valores que no son realmente patrimonio común de todos los ciudadanos».
Antes de participar en el programa religioso dominical de la RAI, canal público italiano, monseñor Betori había celebrado la misa en la iglesia romana del Maestro Divino, donde subrayó que el crucifijo no es sólo un símbolo religioso.
Es también, explicó, «la imagen en la que el pueblo italiano reconoce las raíces mismas de su civilización».
La sentencia ha provocado en las últimas veinticuatro horas un encendido debate entre el mundo político italiano.