ROMA, domingo, 6 junio 2004 (ZENIT.org).- Representantes del gobierno israelí y de la Santa Sede se reunirán el próximo 5 de julio para proseguir las conversaciones que llevan a efecto el «Acuerdo Fundamental» suscrito por ambas partes hace más de diez años.
Así lo ha anunciado Oded Ben Hur, embajador israelí ante la Santa Sede, a «AsiaNews», confirmando los rumores de las últimas semanas de una inminente vuelta a las negociaciones desde que quedaron en suspenso hace casi diez meses por decisión de Israel.
El embajador Ben Hur ha añadido que el gobierno israelí «espera que todos los procedimientos de ejecución del acuerdo puedan concluirse para finales del 2004».
El portavoz de la Custodia de Tierra Santa, el padre David Jaeguer, ha expresado su satisfacción por la decisión del gobierno de Israel de volver a la mesa de negociaciones: «Espero que esta vez sea fructífero», manifestó en declaraciones telefónicas desde Jerusalén.
«Quiero dar las gracias a todos los que, en el mundo judío y católico, han trabajado incansablemente durante los últimos meses para convencer al gobierno de Sharon de que cumpla los acuerdos en este sentido. En especial querría citar el gran papel del episcopado de los Estados Unidos, del propio gobierno estadounidense y de algunos miembros de la legislatura de ese país de ambos partidos», declaró a «AsiaNews» el franciscano.
Con la firma del «Fundamental Agreement» el 30 de diciembre de 1993, la Santa Sede aceptaba la petición israelí de establecer relaciones diplomáticas.
El documento se limita a enunciar los grandes principios reguladores de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, mientras que su puesta en práctica fue pospuesta a una serie de acuerdos complementarios a negociar sucesivamente
Estas negociaciones hasta ahora han producido un solo acuerdo en 1997: el reconocimiento civil de la personalidad jurídica de la Iglesia y de los entes eclesiásticos, pero ello no se ha transformado aún en ley del Estado.
El 28 de agosto de 2003, Israel retiró su delegación de las negociaciones con la Santa Sede mientras estaban en marcha los trabajos para llegar a un acuerdo sobre la tutela de las propiedades eclesiásticas y el estatuto fiscal. El Estado de Israel nunca ofreció explicaciones de ese gesto.