Juan Pablo II pide al gobierno español respetar los «valores éticos»

Recibe en audiencia al primer ministro socialista José Luis Rodríguez Zapatero

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 21 junio 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió este lunes el compromiso del gobierno español a favor de un «moderno desarrollo» que respete los «valores éticos» al recibir en audiencia a su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero.

El Papa aseguró al mismo tiempo al exponente socialista la «colaboración» de la Santa Sede en la causa de la paz, en la lucha contra el terrorismo y en la promoción de los derechos humanos.

El Santo Padre y Rodríguez Zapatero mantuvieron un encuentro privado de unos quince minutos en la Biblioteca privada del pontífice y, a continuación, Juan Pablo II pronunció un discurso en castellano ante los miembros de la delegación española, entre los que se encontraba el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.

Tres días antes, al recibir al nuevo embajador ante la Santa Sede, Jorge Dezcallar de Mazarredo, Juan Pablo II había rechazado en un cariñoso pero duro discurso los proyectos del nuevo gobierno español de ampliar los supuestos del aborto, de permitir los matrimonios entre personas del mismo sexo, y de modificar el rango de la asignatura de Religión en las escuelas (Cf. Zenit, 18 de junio de 2004).

Tras reafirmar la importancia de aquel discurso, el Papa expresó a Rodríguez Zapatero el deseo de que el gobierno español, elegido en las elecciones del pasado 13 de marzo, «alcance los objetivos prefijados de fomentar el moderno desarrollo de España, y que en esa tarea se tengan en la debida cuenta los valores éticos, tan arraigados en la tradición religiosa y cultural de la población».

«Sepa que puede contar con la colaboración de la Santa Sede para trabajar unidos en la gran causa de la paz y en favor del progreso espiritual de los pueblos –garantizó el sucesor del apóstol Pedro–; para ayudar en lo que se refiere a la erradicación del terrorismo y de la violencia en todas sus formas; para alcanzar el mayor logro de las legítimas exigencias de la persona humana, con su dignidad, derechos y libertades».

El Santo Padre aseguró que reza para que España «marche siempre hacia el progreso integral, se fortalezca en ella la convivencia pacífica en la unidad entre las gentes y pueblos de esa gran tierra, con la maravillosa y variada diversidad que la constituye, y se conserven los valores morales y culturales, así como sus raíces cristianas».

Rodríguez Zapatero, quien definió la audiencia de «muy cordial y entrañable», señaló en declaraciones posteriores al encuentro que su visita a Roma buscaba «mantener una relación abierta y de diálogo con el Vaticano, con la Conferencia Episcopal Española, y con la Iglesia católica en general», en el marco de los acuerdos suscritos con la Santa Sede hace veinticinco años.

Tras la audiencia, el presidente del gobierno español y miembros de su delegación se reunieron con el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, y con el arzobispo Giovanni Lajolo, secretario para las relaciones con los Estados de la Santa Sede.

«En el transcurso de la conversación se pasaron revista a los principales argumentos de las relaciones bilaterales a la luz de los Acuerdos entre la Santa Sede y España, en particular los de 1979, y se reafirmó la voluntad de diálogo y colaboración», afirma un comunicado emitido por el portavoz Vaticano, Joaquín Navarro-Valls.

«Se dio, además, un intercambio de puntos de vista sobre la situación internacional, con especial atención a la perspectiva europea y a los países de América Latina», añadió el director de la Oficina de Información de la Santa Sede.

En su encuentro con periodistas, Zapatero reveló, además, que en estos encuentros se reflexionó sobre el futuro de la Unión Europea, constatando una «voluntad compartida de que el proyecto vaya adelante», y sobre otros aspectos de carácter internacional, como la situación en Oriente Medio, aclarando que no hablaron de Irak.

Las imágenes gráficas demostraron que la audiencia se celebró en un ambiente de gran cordialidad. Rodríguez Zapatero no pudo estrechar la mano al Papa pues llevaba la mano derecha vendada a causa de una lesión que sufrió este domingo jugando al baloncesto.

Al despedirse, Juan Pablo II se dirigió a la delegación española con una sonrisa para constatar que tienen «un presidente muy joven y eso está bien».

Rodríguez Zapatero regaló al Papa un cuadro de Rafael Canogar titulado «Pila» y Juan Pablo II le intercambió este gesto regalándole une estuche con veinte medallas que representan los misterios del rosario.

Durante la audiencia privada entre el Santo Padre y el primer ministro español, el arzobispo Stanislaw Dziwisz, secretario particular del Papa, bromeó con los periodistas españoles sobre la eliminación este domingo de la selección española de fútbol de la Eurocopa de Portugal ante el país anfitrión.

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ZENIT Staff

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