Luchar contra la pobreza implica justicia, educación, familia y tutela de la mujer, según el Papa

Mensaje dirigido al nuevo embajador de Panamá ante la Santa Sede

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 16 marzo 2005 (ZENIT.org).- Luchar contra la pobreza significa también superar las enormes diferencias sociales y promover la educación, la familia, la mujer y la vida, afirma Juan Pablo II en un mensaje enviado al nuevo embajador de Panamá ante la Santa Sede.

Le fue entregado este jueves a Lawrence Edward Chewning Fábrega, hasta hace unos meses director general para la política exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores, por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano, al recibir sus cartas credenciales.

En estos días de convalecencia tras su regreso del hospital, el Papa todavía no ha reanudado sus audiencias ordinarias.

El mensaje pontificio analiza la actual situación de Panamá en el escenario internacional de la globalización, «al cual hay que hacer frente con la solidaridad», y se detiene en particular a alentar «la preocupación» del gobierno panameño «por combatir la pobreza en la que todavía vive parte de la población».

En particular, el Papa anima a establecer «condiciones más favorables para la creación de empleos y supervisión frente al flagelo de la corrupción».

El obispo de Roma considera que Panamá, país de poco más de tres millones de habitantes, en el que el 85% de la población es católico y el 15% adhiere a comunidades de origen protestante, caracterizado por «su diversidad de culturas y razas», que «han fraguado su identidad» debe orientar «la inversión de los recursos disponibles en proyectos destinados a erradicar la pobreza».

Esto significa, añade la misiva, «poner remedio a la enorme diferencia en la distribución de la riqueza; formar a las diversas generaciones en el respeto de la dignidad de cada grupo étnico; mejorar el sistema educativo».

Juan Pablo II pide también «agilizar la actuación del poder judicial y hacer más humana y justa la situación de los reclusos para que se facilite su reinserción en la sociedad», «así como proporcionar los medios necesarios para el desarrollo integral del hombre panameño».

Para que el gobierno esté al servicio de todos, el Papa alienta «su empeño en lograr mejores condiciones para el auténtico desarrollo de la familia», pidiéndole «tutelar el papel de la mujer en los distintos ámbitos de la sociedad y generar también mejores oportunidades para los jóvenes».

El mensaje al nuevo embajador asegura que la Iglesia misma, «generadora de cultura en Panamá» a través de su historia, «desea seguir siéndolo frente a una cultura que niega el respeto de la vida y es indiferente ante tantas personas que sufren».

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ZENIT Staff

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